Capítulo #17

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Canción: All I've Ever Needed-Paul McDonald & Nikki Reed.

Esta canción es una de mis preferidas desde que la escuché en la banda sonora para Amanecer (si, me declaro enamorada de Edward Cullen) la melodía, la letra, es tan perfecta...les dejo un pedacito.

"Las sabanas en mi cama se sienten vacías cuando tú no estás en casa.
El latido de tu corazón me ayuda a dormir, tu respiración alivia mi alma.
Amor tu eres todo, amor tu eres todo, tú eres todo lo que necesitaba.
Todo lo que necesitaba..."

He tenido un día largo, estoy resfriada y mi cerebro algo retraído por eso apenas estoy subiendo este capítulo un poco tarde, pero aquí está y es para mi dulce Gau, que, cumple años, te amo mi vida, gracias por ser una de esas hermanitas en la distancia, Dios te bendiga

¡Feliz lectura mis adoraciones!



El médico observó pacientemente a mi mujer con media sonrisa, mientras que yo me encontraba estático, sin habla y procesando la información de última hora.

 ¿Había pensado en hijos? Si, ¿Por qué no? Aunque la realidad era otra cuando de manera abrupta te sucede algo así, es un choque de emociones, de anhelos, de esperanzas y sobre todo de preocupación y miedo, de inmediato las imágenes del atentado contra Fiorella ocuparon por completo mi mente ¡Dios! Me llevé las manos a la cabeza angustiado, mis nervios y ansiedad crecieron el doble en segundos, una personita se sumaba a la tropa, ya no seriamos dos sino tres, de repente quería gritar, correr, no sabía ni como cómo reaccionar ante la llegada de un hijo con la amenaza y peligro que corríamos en ese entonces.  

Abstraído comencé a caminar de un lado al otro.

—¿Theo? —Fiore apretaba sus labios conmocionada, en sus ojos habían miles de interrogantes, me tomó desprevenido.

—Pensé que te estabas cuidando...

—Será mejor que me retire, regreso más tarde —anunció el galeno, ni siquiera lo miré, solo asentí sin dejar de observar a mi mujer. Ella se llevó las manos a su rostro, escondiéndose de mí, lloraba en silencio.

—No necesito tus regaños en este momento, Theo y si,  me estaba cuidando. No tenía porque mentirte.

Me sentí un idiota por hablarle así

—No te estoy regañando, entiéndeme. No estás a salvo,y  hasta no atrapar a la gente que intentó matarte, tu vida continúa en peligro, con un embarazo aumenta el riesgo y esto derrumba todas mis defensas, amor —no encontraba las palabras correctas para no herirla, ni inquietarla, deseaba que ella entendiera mi punto de vista, sin darse a una idea inequívoca sobre lo que necesitaba expresar. Fiorella, continuó hablando mientras yo me encontraba inmerso en triplicar la seguridad en torno a ella y nuestro hijo, nuestro hijo. No dejaba de repetírmelo,  era una alegría llena de temores, procesaba a mil todo eso en mi cabeza, la cual se había convertido en un hervidero de pensamientos.

—No quiero que pienses que me embaracé a propósito por lo que te dije. Es muy pronto para ambos, al menos un par de años podía esperar no ahora en estos momentos ¡se que corremos peligro! tu, yo y ahora...

Su llanto se agravó, se tapaba la boca desesperada mientras su cuerpo convulsionaba. Corrí a ella, quité con ternura las manos de su carita bañada por la tristeza, esa mujer lo representaba todo en mi existencia, era mi talón de Aquiles. Me contagió su llanto sin control mientras que yo sentía una fuerte  presión fuerte en mi pecho por el susto que sentía por ella, por nuestro futuro hijo.

Adoración Secreta, libro  2 Bilogía Secretos, BorradorWhere stories live. Discover now