Epílogo

1.4K 164 169
                                    

¿Recuerdas esas paredes que construí?

Bueno cariño, se están cayendo, y ni siquiera se resistieron, ni siquiera hicieron ruido.

Encontré una manera de dejarte entrar pero realmente nunca tuve dudas.

Estoy en la luz de tu aura, tengo a mi ángel ahora.

Es como que he sido despertada, cada regla que tenía las estás rompiendo.

Es el riesgo que estoy tomando, nunca voy a dejarte afuera.

Donde sea que veo ahora, estoy rodeada por tu abrazo.

Cariño, puedo ver tu aura. Sabes que eres mi gracia salvadora.

Eres todo lo que necesito y más, está escrito por todo tu rostro.

Cariño puedo sentir tu aura, oro porque no se desvanezca.

Puedo ver tu aura, puedo sentir tu aura.

Me golpeas como un rayo de sol, ardiendo a través de mis noches más oscuras.

Eres el único que quiero, creo que soy adicta a tu luz...

Canción: Halo. Beyoncé


Fiorella

Año y medio después.

¿Se puede ser feliz?

Por supuesto que sí, siempre y cuando tú te lo permitas.

Estoy de pie en la entrada de la puerta a nuestro hogar, en donde al parecer hubo una batalla campal sin dar tregua ni descanso posible, con las manos reposando en la cintura me debato en dos acciones, si recoger la juguetera esparcida por todo el piso o hacer empeño en que nuestros hijos recojan ellos mismos semejante desorden que han provocado, aunque el principal responsable es él, mi cielo más hermoso, Theodore, es él quien los provoca e incita al desorden. Da la impresión que retrocedió en el tiempo, parece un crió más cuando es perseguido por los niños mientras juegan. Lily, ya tiene dos años y nueve meses, es muy conversadora, cosa que no me extraña porque casi a diario comparte con sus dos primas mayores; Andrew, con dos añitos y un mes aprendió a caminar un poco tarde, era bastante flojo mi niño, pero cuando por fin dio los primeros pasitos nadie lo detuvo y desde que aprendió a hacerlo no para, algunas veces siento que en vez de pies tiene dos ruedas, y el chiquitín de la casa, Aleix está a punto de cumplir su primer año y para incredulidad de varios miembros de la familia, (excepto mi suegra, porque dice que así mismo ocurrió con Theo) inició su andar a los ocho meses. Nuestros tres hijos son imparables, con ellos pareciera que siempre fuese navidad en casa, son nuestra mayor bendición.

Mi querido y amado esposo, ha vuelto a trabajar en la empresa desde hace unos meses y aunque prefiere mil veces quedarse trabajando desde casa es necesaria su presencia recurrente en la compañía. Le ha afectado una barbaridad esto, porque aquí, en nuestro hogar, se entretenía la mayor parte del tiempo con Lily y Andrew, y ahora con el menor de la familia. Durante mi embarazo no paraba de consentirme en cualquier tipo de antojo que ansiase desde que supimos que me encontraba en la dulce espera. Fue tierno verlo conversar con nuestro chiquito dentro de mí con sus labios pegados a mi barriga entablaba largas conversaciones con Aleix.

Por otro lado me costó aceptar, asimilar, comprender y entender el cambio en mi cuerpo, del ser creciendo en mi vientre, de creer que un solo ovario había conseguido formar el milagro de la vida en mí. La doctora Giselle Herondale es mi nueva ginecólogo porque fue ella quien buscó más allá de una simple prueba de sangre y exámenes, indagó mucho más allá, no estuvo tranquila hasta darnos la explicación que desesperadamente necesitábamos escuchar.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 12, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Adoración Secreta, libro  2 Bilogía Secretos, BorradorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora