Capítulo #21

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Canción: Down/Jason Walker

Este capítulo va para ti cariño, gracias



Mis hermanos y yo desde pequeños eramos muy unidos, por esa razón nuestra madre nos llamaba sus tres mosqueteros, aun lo hace. Tom con sus imparables bromas una que otra algo pesada y yo, ja, por lo general solía solaparlo,  mientras que Troy, siempre centrado, trataba de evitar que no hiciéramos travesuras desastrosas y aunque Thomas era el mayor de los tres, era Troy quien por lo general velaba por nuestra seguridad; de niños fuimos tan felices porque no conocíamos el dolor, no éramos adultos  y nuestra inocencia no nos permitía ver como es realmente el mundo,  luego comenzamos a crecer y cada uno se fue sumergiendo en sus ocupaciones del día a día, chicas, fiestas, estudios y aun así Troy, trataba de mantenernos unidos con alguna salida repentina nada mas entre hermanos, pero luego de que sus deberes en la empresa lo envolvieran por completo  y después que iniciaron sus viajes a Tokio terminamos por alejarnos más, aunque debo reconocer que fui yo quien realmente me distancié de ellos luego de enterarme de la relación de Tori y Troy, que estúpido fui.

Y allí estaban ellos, mis leales hermanos en España. Los veía parados frente a mí y entonces supe que nunca estuvimos alejados, que ellos siempre estarían para mí cuando los necesitara, tal como me lo demostraron en ese entonces.
No pude contener mi estado vulnerable y caminé hasta ellos para abrazarlos fuertemente.

—La traeremos de vuelta sana y salva —prometió, Troy.

—Ese hijo de puta no sabe con quienes se metió, ¿eh? —espetó molesto, Tom.

—¿Que hacen aquí? ¿Cómo llegaron tan pronto? —les pregunté mirando de uno a otro.

—Llegamos a España hace un par de días, mamá quería participar en los preparativos de...joder... tu boda. Queríamos darles la sorpresa —Tom, apretó sus manos en puño, y mi corazón se contrajo al pensar en mi boda con mi ángel, retrocedí para sentarme en la orilla de la cama, froté mi rostro desesperado, soltando un suspiro de frustración e impotencia.

—¡Maldita sea! —mis hermanos y yo miramos a Ernest quien revisaba su celular, negando con rabia. Me puse de pie de inmediato.

—¿Qué ocurre?

—Theo, movieron de lugar a Fiorella, descubrieron a mis hombres. Uno de ellos consiguió escapar, es quien me acaba de escribir. Lo siento, perdimos el rastro.

—¡NO!

Pese a mis nudillos maltratados, nada pudo evitar que uno de mis puños se estampara contra la pared, ella no debía estar viviendo esa pesadilla y menos con nuestro hijo en su vientre.

—Por Dios hermano, no sigas lastimando tu cuerpo de esa manera, Ernest ya nos explicó lo ocurrido y no creo que a Fiorella le agradé que estés haciéndote esto.

—¡Me merezco esto y más, Troy! Fiorella se encuentra con ese par de ratas por mi culpa.

Ernest, salió de la habitación en silencio mientras que yo caminaba hasta la ventana, habían transcurrido catorce horas del rapto de mi amor y sentía que era una eternidad, no soportaba tenerla lejos y en peligro, se suponía que a esas horas estaríamos ultimando los detalles faltantes para la boda, nuestra ansiada y esperada boda.
Giré hacia mis hermanos.

—Gracias por estar aquí, chicos. Aunque sus esposas se encuentran embarazadas y a punto de tener a sus hijos, aquí están conmigo —ellos me sonrieron desde sus almas.

—Amanda se quedó con su madre en América, nuestra segunda  hija nace dentro de un mes y antes que digas nada, ella comprende que debíamos estar contigo en una fecha tan significativa para ti Theo, era tu boda con la mujer de tu vida, claro...esto que ha ocurrido cambia los planes pero traeremos a Fiorella de regreso... —Thomas no terminó la conversación debido a que un par de torbellinos con vestidos color rosa y verde claro ingresaron a la habitación corriendo entre gritos escandalosos hasta a mí para abrazarme: Mía y Angy.

Adoración Secreta, libro  2 Bilogía Secretos, BorradorWhere stories live. Discover now