Capitulo 18

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Canción: La promesa - Melendi.

Este capitulo va para Yamileth, gracia por estar aquí corazón.





Scarlet sonrió apretando sus labios, no supe interpretar esa sonrisa. Levantó sus manos al aire exasperada y observándome fijamente, nada asustaba a esa serpiente venenosa.

―No creo que sea necesario armar todo este espectáculo con tus escoltas, será mejor que les ordenes que no me toquen o los demandaré.

Que maldita desfachatez de su parte exigir aquello, y para colmo burlarse de la situación. Maldita mujer del infierno. La odiaba con todas mis fuerzas, ¿cómo pude imaginarla en mi futuro? Era una persona carente de sentimientos.

―¿Demandarnos? No me hagas reír. En todo caso sería yo quien lo haga.

―¿Por hacer qué según tú? Simplemente estoy parada frente a esta casa, dando un bonito paseo por el vecindario. ¿Acaso no puedo? Tengo entendido que eso no es ningún delito. En cambio ustedes si tienen mucho que perder, créeme ― alargó la última palabra y de nuevo fijó sus ojos en Fiorella. La rabia me hizo reaccionar y en un instante le quité el arma a Ernest, corrí hasta ella y coloqué el cañón en su frente.

―¡Theo! ¡¿Qué haces?! ―gritó Fiorella aterrada a unos centímetros de mí. Me dolió que pasara por esa situación pero por ella estaba dispuesto a todo. No me moví ni un milímetro con mi mano apuntando a esa basura. Scarlet, mantenía una sonrisa estúpida.

―Vamos. Dispara. Hazlo ―me provocaba con burla.

―Nada me haría más feliz ―noté pesar en sus ojos, me valió un carajo. Ella llegó a mi vida para agobiarme y hacerme vivir un infierno, incitándome en contra de los míos, fui un estúpido, un ciego por caer tan bajo.

―Si pudiera retroceder el tiempo... yo...

―¡Cállate, maldita sea! ¿Qué viniste a hacer, eh?

―Ya te lo dije. Necesito hablar contigo.

―¿Y tú creíste que así de fácil cedería a tu petición? Deberías estar en la cárcel.

―Tienes tantos lindos deseos para mí, matarme o verme presa.

―¡Te lo has ganado a pulso! Desgraciadamente no hallamos nada que te culpe, por ahora.

―Ni lo van a encontrar.

―Ponme a prueba, maldita puta.

―¡Deja de ofenderme! No tengo porque tolerar siempre tus insultos.

Analicé la situación, en algo tenía razón ella, no era ningún delito el que estuviera allí, frente a la casa de los padres de Fiorella, y por otro lado, habíamos fallado, ¿cómo carajos se acercó tanto a la casa sin ser vista? Mi paciencia se agotaba y quería desparecer a esa mujer de mi vista lo antes posible. No la mataría, no me rebajaría a su nivel y mucho menos con mi mujer embarazada allí mismo.

―Lárgate. Ahora ―bramé. Ella soltó un suspiro resignado, al parecer tal vez le urgía decirme algo, pero nada de lo que ella tuviera para decir me interesaba. Scarlet era basura por ende todo lo que viniera de ese ser lo era.

―Como diga el señor. Cuídala mucho, cuida a Fiorella.

La empujé con fuerza hasta nuestra camioneta sobresaltándola con mi reacción amenazadora, y como lo hice la última vez que la tuve frente a mí, apresé su cuello con ira.

Adoración Secreta, libro  2 Bilogía Secretos, BorradorWhere stories live. Discover now