3.

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-¿Quieres cenar algo? -pregunta Jimin tras de mí.

Ambos habíamos ingresado a mi apartamento después de lo sucedido en el corredor del edificio. Jimin se ofreció a prepararme la cena con lo poco que se encontraba guardado en las repisas de mi refrigerador.

-Realmente no tengo apetito.

-Debes cenar algo -pasa rozando su brazo con el mío en dirección al pequeño pedazo de cuarto que se hacía llamar cocina.

Los apartamentos de este edificio eran realmente pequeños, cada uno de ellos contaban con 24 metros cuadrados de área. Contaban con dos habitaciones y éstas divididas por una sola pared en medio de lo ancho del apartamento.

El área del living era inexistente en mi apartamento, debido que el recibidor y la cocina compartían el mismo cuarto y el espacio sobrante era utilizado por mi pequeña mesa que hacía la función de la zona del comedor. En el siguiente cuarto se encontraba mi habitación, la cual se encontraba improvisada por un pequeño sofá cama, un ropero y un pequeño escritorio ubicado en una de las esquinas.

Realmente vivía en malas condiciones, el mantenimiento del edificio era nulo además de tener la mayoría de las instalaciones eléctricas quemadas o con cortos circuitos. Una de las afectadas resultó ser yo. No contaba con electricidad desde hace aproximadamente cinco meses atrás.

Mi pequeño hogar era alumbrado a la antigua, con velas de medio uso.

-¿Segura? -insiste Jimin prendiendo la segunda vela que alumbraría mi habitación-. Por que puedo ir a mi apartamento por algo de la nevera y...

-Estoy segura, Jimin -me acerqué a él, quedando frente a frente, a un lado de la mesa de lo comedor.

-Sabes perfectamente que no puedes seguir viviendo en estas condiciones -se refirió al tema de la electricidad-. Puedes quedarte unos días en mi ap...

-Nada de eso, Jimin -respondo firme y alejándome de él-. Estoy bien así, no quiero causarte problemas.

Me dirijo a mi habitación alumbrando mi camino con la vela que momentos antes encendió Jimin.

-Sólo quiero estés bien -habla Jimin desde la otra habitación.

Depósito mi libreta de canciones encima de mi pequeño escritorio al estar frente a éste. Suspiro y me retiro la chamarra para después dejarla colgando en el perchero cerca.

-Me voy, Dulce -anuncia Jimin-. Sabes perfectamente que lo que necesites avísame.

-Gracias, Jimin -hablo girándome sobre mis talones y así observar a un Jimin sonriente. Mucho más de lo normal.

Le sonrío de vuelta y no pronunciamos palabra alguna, tan sólo mantuvimos la conexión hasta que el sonido de su móvil interrumpió y nos causó volver a la realidad.

-De-debo contestar -dice saliendo de mi habitación tomando la llamada.

Desvío mi mirada y continuo con mi sonrisa dibujada en el rostro así logro observar mi reflejo en el espejo colocado en la pared frente a mí. La sonrisa se borra y me muestra la verdadera causa de mi actual infelicidad.

Esas marcas, aquellas cicatrices que siempre me acompañarían por el resto de mi vida y que me recordarían mi nivel de supervivencia al que me enfrenté durante largos meses. Aquellas cicatrices que me demostrarían lo horrenda que era para algunos y lo detestable que resultaba observarme.

Las cicatrices de quemaduras me decoraban la piel, no de una agradable manera. Abarcaban parte de mi rostro, en el hemisferio izquierdo; robando textura suave desde la cien, mejilla y continúan hasta el cuello.

Sugar Melody | SUGAWhere stories live. Discover now