17.

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—Ayer vine a verte y al parecer no estabas en casa —dice Jimin llamando de mi atención—. ¿Dónde estabas?

Me encontraba en mi habitación organizando el pequeño desastre que hice en la noche al intentar escribir una canción nueva, con la cual ayudaría a Yoongi en su proceso de composición.

Por obvio, Jimin no lo sabía ni sabría nada.

—Salí —respondí sin intención de responder más.

—¿A dónde? —insistió Jimin.

—Sólo a caminar por la ciudad.

Guardo perfectamente cada uno de los pequeños apuntes, notas y letras que escribí y me cercioré de guardarlas todas en la mochila que me acompañaría a ver a Yoongi.

—¿Por qué no me avisaste? Vine a invitarte a cenar algo.

—No puedo estar todo el día encerrada, Jimin —respondo y me giro a observarle.

Él se encontraba recostado en mi cama, observando el techo sin percatarse de mi mirada en él. Se encontraba tan pensativo.

—Lo sé, —suspira— sólo quería pasar él dia contigo —me observa en esta ocasión y yo le observo de igual de forma—. Perdóname.

Me sorprende su repentino comportamiento y más lo acabado de pronunciar.

—¿Perdonarte? —pregunto curiosa y en esta ocasión termino con el contacto visual avanzando hasta mi pequeño armario, dejando ahí la mochila.

Jimin se levanta de mi cama y camina hasta a mí. Yo cierro la puerta de mi armario y me pongo frente a ésta evitando así el pudiese tener un ataque de curiosidad.

Se posiciona frente a mí y me sonríe cariñoso, la distancia entre ambos es corta al punto de estar frente a frente, cara a cara.  Su mirada va directa hacia mis labios y después me regala una sonrisa.

—Te extrañé.

Y no fue posible para él resistir más tiempo, me besa con ternura y con la suavidad que le caracteriza. Sus manos se posicionan en mi rostro en señal de que yo no me aleje de él.

Respondo al beso con inseguridad al no saber que hacer, sólo me muevo a su misma manera y eso le agrada al parecer porque le escucho soltar una pequeña risa entre el beso.

El beso finaliza y recarga su frente en la mía, teniendo la oportunidad ideal de observarme mejor. Su dedo pulgar acaricia mi mejilla izquierda, justamente en las cicatrices que me cargaba.

—Eres hermosa. No tienes idea de cuánto.

—Es mentira —desciendo mi mirada y dejo de observarle por pura vergüenza.

Él me obliga a observarle directamente a los ojos y me regala una sonrisa.

—No lo es. Realmente lo eres —me besa la mejilla izquierda—. Y te amo por serlo.

Le sonrío de vuelta y siento mis mejillas enrojecer.

—Debo de serte sincero, Dulce —habla con total seriedad—. He estado ocultandote algo.

Sentí nervios y un cierto vacío en mi estómago. ¿Qué me ocultaba él a mí?

—¿Recuerdas que trabajo en una empresa de entretenimiento? —yo asiento y él continua— La verdad es que soy uno de los nuevos traineer. Estoy practicando para ser un bailarín y cantante en un nuevo grupo que se está formando.

¿Por qué me había ocultado algo así? Realmente no era algo malo, simplemente era algo con posible grado de confidencialidad. Pero no comprendí porqué ocultarmelo a mí.

—¿De verdad? Eso es una muy buena noticia —le respondo alegre.

—Lo es —desciende su mirada. Su expresión es un tanto indiferente. Eso no me inspira confianza—. Realmente lo es. Actualmente estoy viviendo con los demás chicos que seremos el grupo. Por eso decidí irme de aquí.

—Oh, eso explica mucho —sonrío tímida—. ¿Por qué me ocultaste algo así?

—Era una sorpresa —me abraza pegandome a él y escondiendo su rostro en la curvatura de mi cuello—. Pero al parecer no pude continuar manteniéndolo en sorpresa. Pronto haré mi debut.

—Eso es fantást...

—Y me iré de aquí.

Le escucho decir aquello y no puedo evitar sentirme mal. Aquel vacío vuelve a mí y siento ciertos escalofríos. La idea de permanecer sin Jimin largos períodos de tiempo me resultaba de lo peor.

Ya no le veía a diario como antes pero saber que él se iría y no le vería por mucho más tiempo, no me caía con excelencia.

Mi celular comenzó a sonar, observé a lo lejos cómo la pantalla de éste se iluminaba dejando ver quién era. Debido a que mi celular se encontraba sobre mi escritorio y yo al otro lado de la habitación, me resultaba imposible ver quién era. Pero al parecer no era al único al que le dió curiosidad.

Jimin se alejó de mí y me observó con cierto intento de preguntar quién era.

—Iré a atender.

Corrí a responder la llamada y observé en la pantalla que resultaba ser Min Yoongi. Los nervios aumentaron en mí debido a la situación en la que ahora me encontraba. ¿Qué debía hacer?

—¿Quién es? —preguntó Jimin.

—Tal vez marcaron un número equivocado —mentí.

Sugar Melody | SUGAWhere stories live. Discover now