CAPITULO 3 "Una paciente diferente"

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REBECA

La primera sesión para cualquier paciente es incómoda, y es lo normal, para nadie es fácil hablar de su vida privada con un extraño, mi trabajo es hacerlos sentir cómodos y tranquilos.

Con mis pacientes adolescentes es más complicado que una simple incomodidad, ellos tienen desconfianza, nunca hablan con sinceridad en las primeras sesiones, pero mi mejor herramienta era la paciencia, jamás los presiono, los escucho hablar de lo que quieren, finjo empatía e interés mientras que mi cerebro trabaja rebuscando entre sus palabras aquellos detalles que para cualquiera podrían pasar por insignificantes, pero para mí podrían ser revelaciones de más de una verdad.

La semana pasada una nueva paciente se agregó a mí apretada agenda, la hija de un empresario, la mayoría de mis pacientes eran de alta sociedad lo que los hace aún más peculiares y excéntricos, pero Asia Echeverri más que eso, era especial, no era la típica adolescente irreverente y amargada, por lo contrario era simpática y educada, pero lo especial en ella, no era necesariamente ella, si no lo que provocaba en mí, le fue muy fácil destruir mi estrategia.

La primera sesión se rehusó a hablar sobre el motivo de su visita así que le pedí que hablara de lo que quisiera, pero ella con una alarmante sutileza tomó mis palabras tales como "háblame como si fuera una nueva amiga" demasiado literales y terminé envuelta en mi propio juego, dándole más información personal a mí paciente que él a mí. Mi paciencia es la primera barrera que ella derribó, mi interés por saber más y más de ella me permitió cometer estos errores.

Hoy tendría terapia con ella por la tarde pero oficialmente ya no es mi paciente, ya que su padre me ha tachado de inepta, quizás sea lo mejor, ya que con todo y eso fui a comprar el libro de Marcello, la chica lo había mencionado la última sesión, ya muy lejos de intereses profesionales, aceptó que la intriga me guio a esa librería. Es interesante lo que los gustos literarios pueden contarte sobre una persona, aunque en este caso, no me ha dejado nada claro.

Después de correr por el parque y darme una ducha, abandoné mi departamento a la hora de siempre, Gerardo ya me esperaba en la entrada junto a mi auto.

Apenas llegué y le ordené a Gloria que enviará los cheques del señor Echeverri a sus oficinas, tomé un café y me senté en el escritorio a esperar a mi primer paciente para que el día oficialmente comenzará.

La mañana pasó con normalidad atendí a cuatro de mis pacientes, después le pedí a Gloria que llamara a mí restaurante favorito y ordenará la comida, mientras esperaba leía "lagunas mentales", Gloria me interrumpió a través del teléfono para decirme que el señor Echeverri esperaba en la línea, tomé la llamada de inmediato.

- ¿Señor Echeverri en qué puedo servirle? - Trate de ser lo más amable posible.

- Doctora Jones no era necesario que enviara los cheques. - dijo en tono serio, pero amable.

- Claro que sí, dejó muy en claro que mis servicios no fueron de su agrado así que me es imposible aceptar esos cheques.

- Quería disculparme por la manera en que me dirigí a usted ese día, no es manera de tratar a una dama.

- No debía respetarme por el hecho de ser una dama, debió respetarme por ser la terapeuta de su hija.

- Usted no entiende, ella me preocupa, ella no fue con usted por cualquier cosa.

- Entiendo perfectamente que se preocupe por su hija, nadie viene hasta mi consultorio por nada, tengo muchos años de experiencia sé perfectamente manejar a mis pacientes, su hija necesita confiar primero en mí para después hablar de sus problemas y eso trataba de hacer, ganarme su confianza.

PETRICORWhere stories live. Discover now