CAPITULO 52 -No lo resisto mas

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Los abusos y humillaciones continuaron por días, no había parte de mi rostro o cuerpo que no estuviera marcado por su brutalidad, por las mañanas se disculpaba y por las noches volvía a destrozarme.

Estaba aterrada de que llegara la noche y pasaba los días escondida en mi habitación, aunque a este punto ya había parado con los golpes, su sola presencia me hacía temblar y no dormía porque me aterraba tenerlo a mi lado, casi todos los días por la mañana Asia tocaba a mi puerta, yo no respondía y ella se iba a la escuela pensando quizás que no quería verla...No podía dejar que me viera así, no podía decirle lo que su padre me hacía; No fue hasta una semana después, cuando llegó a mi puerta decidida a no irse hasta que yo le abriera puerta.

-Yo sé que te sientes mal, pero no quiero molestar, solo quiero verte, quiero hablar contigo. - tocó un par de veces más, aún tenía moretones en la piel así que no abriría. - Rebeca... ¿sigues molesta por lo del otro día? Rebeca, esto es muy cansado, siempre peleando... Por favor, abre la puerta.

No tuve opción, si no abría la puerta ella se pondría furiosa y cuando ella estaba enojada hacia cosas para lastimarme, me la imaginé de pronto yendo por Guz para pedirle matrimonio, era tan impulsiva...me levanté y apague todas las lámparas de la habitación, también cerré las cortinas para evitar que entrara la luz, me envolví en la bata de noche y me cubrí lo mejor que pude. Cuando abrí la puerta ella ya caminaba rumbo a las escaleras, me miró con duda como decidiendo si se acercaba a no, pero yo no tuve duda apenas la vi, mi necesidad de sentir su calor, su aroma, se disparó casi obligándome a salir a la luz e ir por ella.

-Ven - solté como una súplica conteniendo mis ansias desde la oscuridad. Camino directo a mí y cuando estuvo de frente me examinó con la mirada.

- ¿Como estás? - Preguntó con sequedad.

- Empiezo a sentirme mejor....

- Me alegra que ya estés mejor- había tanto frio en sus palabras...me abrume al sentir tanta distancia entre ambas, estando a tan solo un metro.

-Entra cariño - dije deslizando mis dedos por su brazo hasta tomarla de la palma de la mano.

-No puedo, tengo que ir al colegio. - estaba molesta

-Lo sé cariño, solo será un momento. - volví a suplicar y por fin entró.

- ¿Qué es lo que te pasa Rebeca? - soltó con el entrecejo fruncido.

-Según el doctor es un virus...

-Sabes a lo que me refiero - interrumpió- no solo estás enferma, tú actúas como si no quisieras verme, como si estuvieras molesta conmigo, si es por lo que dijiste el otro día de Ferni, te estás equivocando entre ella y yo... -Su teléfono comenzó a sonar, lo saco de su bolsillo y lo colgó- me tengo que ir. - era obvio que era ella, había venido para llevarla a la escuela, una vez más tuve que tragarme el coraje.

Espere esta vez con ansias a que llegara la noche y rogué por qué Armando se durmiera temprano, cuando lo hizo salí de la habitación y entre en la de Asia.

Es tan hermosa cuando duerme, perece un ángel, un ángel que desataba todos mis demonios...me senté junto a ella para contemplar la tranquilidad en su rostro, últimamente solo me miraba con odió, dudas, pena y dolor... ya no existía en aquella mirada de admiración por mi... Ella no era la misma niña inocente y yo no era más una mujer respetable. Solo había algo que permanecía intacto en ambas y eso era nuestro amor, a pesar de ser un pieza rota, sucia y desgastada en vez de la mujer que una vez fui...ella me amaba y yo en mi oscuridad, la adoraba, eso era lo único que me mantenía en vida.

Me metí en su cama con cuidado y la coloque con suavidad entre mis brazos, bese su frente con delicadeza, luego su nariz y por último sus labios.

- Rebeca - pronunció mi nombre en medio de la oscuridad aún somnolienta.

PETRICORWhere stories live. Discover now