CAPITULO 42 Escombros

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-Si no quieres que huya de casa, compórtate como una señora en lugar de andar desnuda por la casa, ofreciéndote como una zorra. - azote su rostro con una sonora cachetada y ella se lanzó sobre mi hecha una fiera. - para mi sorpresa Guz la sostuvo y contuvo, su mirada estaba llena de odio, no era ella, ni siquiera le importaba que estuvieran personas de servicio presente.

-Te dije que cerraras la maldita boca- soltó mientras forcejeaba con ella impidiendo que lograra golpearme- vamos cálmate, vamos a tu recámara, te voy a meter a la ducha.

- ¿Asia ? ¿Qué rayos pasa? – Vanessa reclamo, y Guz respondió al instante.

- ¡Tú sal de mi puta vista o te mato! Lleven a esta perra a su casa. - ordeno a los chóferes

-No le habl...

- ¡Conmigo no! Ni se te ocurra Asia. -Le sentencio y por fin le obedeció, Guz la subió a su recamara casi cargándola, Michel intento ayudarle, pero Asia lo empujo.

ASIA

¿Alguna vez te has abstenido de comer un exquisito platillo o tu postre favorito para poder bajar algunos kilos? Las primeras veces es complicado, pero la ansiedad por volver a probar de ese delicioso pecado se va desvaneciendo con el tiempo, incluso llegas a ser insensible a su olor, a su perfecta presentación y aunque sabes que sigue siendo delicioso, casi olvidas su sabor, así que un día estúpidamente lo hueles más de una vez, lo observas más de lo debido y la magistral seducción de aquel manjar te hace devorarlo otra vez, el infinito placer del pecado explotando en tu ser, sabes que está mal... pero te hace sentir tan bien que quieres saciarte con gula, pero jamás pasara, porque hay placeres de los que jamás quedas satisfecho y es cuando la realidad disfrazada de culpa te restriega en la cara que lo acabas de arruinar. Esa culpa te va perseguir por días, por meses, pero aun con eso, esa ansiedad y deseo será más y más fuerte de lo que ya fue una vez, como si se tratara de la droga más potente. Llegas a odiarte tanto por ser débil que te das asco, te miras al espejo y sabes que jamás lograras perder esos kilos demás y tampoco lograrás ponerte el vestido que quieres, solo que en mi caso seguiría siendo la patética idiota enamorada de su madrastra, que jamás podría amarla porque ya le pertenecía a su padre.

También la odiaba a ella, con todas mis fuerzas, por abusar de su poder, por tentarme y quemarme aun sabiendo que ella jamás sería para mí y odiaba a mi padre, lo odiaba por tenerla, por ser legalmente su pareja y poder llevarla de la mano las veces que él quisiera, aunque solo fuera para presumir su belleza ante la prensa.

Ni la ducha fría termino por sentarme la cabeza en la realidad, pero sabía que afuera me esperaba Ferni con una inusual impaciencia, así que salí intentado plantar la mejor cara, al salir su semblante era el de consternación, así que dije con demasiada sinceridad lo que sentía "Lo siento" y ella negó con la cabeza, estaba enojada.

-¿Qué fue lo que te metiste aparte de todo el bar?

-Pues básicamente toda la mano de Vanessa.

- ¡No te hagas la idiota conmigo! ¡Sé que estás drogada! - ante su acusación no hice más que reír.

-La droga del amor - Solté con risa.

-¡Esa maldita chica! ¡Tienes que alejarte de ella! ¡mírate como estas, escucha lo que dices! ¿eres consciente de lo que acaba de ocurrir abajo?

- ¿Enserio Ferni? ¿Tú serás quien la juzgue? - Dije refiriéndome a sus adicciones.

- ¿Así que lo sabes? Bien, pues entonces sabrás que nadie mejor que yo para decirte lo que esa mierda te puede causar ¡te va joder la vida para siempre! – rodé los ojos y ella solo me reprocho con la mirada y tomo sus cosas lista para marcharse.

PETRICORHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin