CAPITULO 20 " Besame y que el mundo ruede" parte 2

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Nos besamos con afán, desespero y anhelo, la forma en la que me apretaba a su cuerpo, el delicioso sabor de su saliva, el aroma y el calor que emanaba su cuerpo, me hacía temblar entre sus brazos, al más mínimo tacto de sus manos recorriendo mis mejillas, mis brazos, mis manos... mi piel se erizaba. Nos separamos únicamente por la necesidad de respirar, su rostro estaba tan sonrojado como el mío... Era increíblemente perfecto, ella me hacía sentir viva.

Rebeca

Vimos un par de películas y me tomé la libertad de tomar un par de copas de vino, su cabeza estaba recargada en mi pecho, intentaba prestar atención a las películas y no a la tentación que representaba tenerla a solas bajo el mismo techo, mi deseo por ella era inquietante y peligroso... jamás me había sentido así.

-Tengo hambre - dijo sonriente al terminar la película.

- ¿Qué quieres comer? - volví a preguntar temiendo la respuesta.

-Ensalada- contestó con seriedad, no pude evitar reír - ¿Qué? de verdad se me antoja una ensalada- soltó fingiendo, volví a reír y esta vez ella ya no pudo contener su contagiosa sonrisa.

- ¡Vamos a Mr. Chicago! – propuse, esperando su eufórica reacción, el arte que había en su sonrisa me tenía maravillada...

Salió del sillón con un salto, me puse la chaqueta de cuero, tome las llaves del clásico y conduje por el malecón con lentitud, dejando que el viento jugara en su rubia cabellera, y la brisa del mar acariciara su perfecta piel, ella estaba encantada, y yo simplemente maravillada-

Cuando llegamos a MR. Chicago nos sentamos de nuevo en la mesa más aislada para tener un poco más de privacidad, aunque era casi imposible ya que el lugar estaba repleto de personas. Pedimos papas, malteadas, hamburguesas y postres con chocolate, cada que la veía comer me preguntaba dónde almacenaba tanta comida, me encantaba ver como incluso comiendo con las manos lo hacía con gracia, era tan delicada...

- ¿Qué tantas miras? - dijo avergonzada colocando la hamburguesa en su plato.

-Creí que te gustaba cuando te miraba - dije en tono insinuante levantando una ceja.

-Si, pero no cuando estoy comiendo, me da pena...- replicó con una risa nerviosa. - ¿Por qué me miras así?

-Te esfuerzas demasiado...por parecer mayor, por ser madura y la verdad es sí que lo eres, pero a veces, cuando dejas ver tu auténtico y joven ser, me descolocas, no me mal entiendas... - corregí cuando ella comenzó a limpiarse las manos con la servilleta y enderezó su postura - me pareces aún más hermosa, las cosas que despiertas en mí son infinitas y todas tan diferentes... - ella sonrió picara.

- ¿Qué cosas provocó?

-No terminaría de recitar jamás la enorme lista, mejor come... se te va a enfriar la comida, además quiero llevarte a un lugar que me encanta... - ella me miró con reclamo por la manera tan cínica en la que había evadido su pregunta.

Asia

Condujo por la carretera de la costa más de veinte minutos, después salió de la carretera y siguió un sendero empedrado por otros diez minutos hasta llegar a una solitaria playa, el ocaso nos recibió con honores. Jones bajó y se quitó las zapatillas, yo hice lo mismo, la brisa era fría, pero agradable, la arena aún estaba tibia, ella me extendió la mano para que la tomara y lo hice, caminamos por la arena un par de metros tomadas de las manos. Ir de la mano quizás era algo común, algo sin importancia para cualquiera, pero para mí ir de su mano lo era todo, yo me sentía importante...llevaba de la mano a una mujer hermosa, distinguida, importante e inteligente, ella podría estar con cualquier persona, sin embargo, ella iba de mi mano...

PETRICORWhere stories live. Discover now