CAPITULO 48 La señora Hansel

2.2K 187 47
                                    

- ¿De qué hablas? - pregunte fingiendo no entender, pero mi cuerpo entero ya estaba temblando, el saco de su chaqueta las pataletas de pandas que jamás regrese a Asia, aquellas que ella creía haber perdido en mi casa, pero que yo guarde como un tesoro.

-Me vas dar una explicación ¿o no?

- ¡Yo que carajos voy a saber! Lucía se debió haber equivocado - ¿Qué haces revisando mis cajones? - dije fingiendo fastidió. Más tarde lo escuché llamar a Lucía a su oficina.

--------Una semana después-------

Solo había pasado una semana sin ella, pero para mí era como una eternidad, no la dejaban usar su móvil así que tenía que matar mis recurrentes pensamientos con trabajo. Rogaba por qué Armando saliera de viaje, pero extrañamente pasaba demasiado tiempo en casa, así que yo me pasaba la mayor parte de mi día en el consultorio, claro que podía justiciarlo porque desde que había vuelto a trabajar mi agenda se había estado abarrotando, hasta me tome el lujo de renunciar al instituto, ya con Armando era suficiente, como para todavía estar soportando a mi hermano y a mi padre todos los días.

Diario veía una o dos caras nuevas en mi consultorio, por eso cuando Gloria me anuncio a la siguiente paciente, jamás imagine que al abrir mi puerta a lo que dejaría pasar era una bomba nuclear.

-----------------------------------

- ¡Vamos cuéntanos! - insistía Fermi mientras bebíamos del vino que robamos del comedor.

-No, no lo haré. - refute con seguridad.

- ¡Gracias! No me interesa saber cómo tú y mi tía ¡Tengo que borrar esa imagen! – le ofrecí la botella a Michel, porque quería que perdiera la memoria lo antes posible.

-No me mires así ¡Bórrala! ¡Bórrala ya! - grité y él bebió un largo trago de la botella.

Solíamos escaparnos por las noches, estaba segura que Eva y las demás guías se daban cuenta, pero se hacían de la vista gorda, siempre dejaban una fogata encendida, justo era donde nos sentábamos a charlar, mirar las estrellas y si teníamos suerte como hoy a beber.

-Saben que imagen si me gustaría tener - dijo y río - La de ustedes dos. - Ferni escupió el sorbo que acababa de tomar de la botella por la risa.

-Eres un enfermó- reí.

-Es que cada que se tocan son una bomba, no tienen idea de cómo se ven juntas.

- ¿Y qué esperabas? Todo se ve bien en mi- dijo levantando una ceja y lanzando un pícaro beso al aire para mí.

- ¡Dáselo! - él ánimo y sorpresivamente lo hizo, planto un rápido beso en mis labios, por un momento me quedé estática, después reí. - Mierda... yo también quiero ser lesbiana. ¡Ven aquí Asia! - Ferni río burlesca.

- ¡Iluso el niño! si ambos fuéramos lesbianas, no tendrías oportunidad contra mi.

-Claro que sí, si fuera mujer y lesbiana, yo sería muy parecida a mi tía- argumento.

- ¡Claro que no! – negué.

- ¡Que sí! ¡Mírame bien!

- Por favor, ni siquiera soy lesbiana y ya es mi novia, si fuera lesbiana créeme que la tendría loca por mí. – volvió a argumentar.

- Te equivocas, yo jamás saldría contigo- declare y en su rostro era claro cómo le había destrozado el ego.

-Ups– Michel se burló.

-Y contigo menos. – solté y el rio listo para responder.

- Ni siquiera tienes las manos tan grandes, como para pelear por ti- la frase de Michel me hizo mirar de inmediato mis manos.

PETRICORWhere stories live. Discover now