CAPÍTULO 40 una cita

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Sus manos se aferraron a mi cabello e instintivamente la levanté de la cintura para sentarla en mi regazo, no opuso resistencia y mis manos viajaron con timidez por su cuerpo, mientras nuestro beso se intensificaba... había tanto placer en aquel beso que el silencio se llenó de suspiros y jadeos, podía sentir el calor de su cuerpo...estaba hirviendo de deseo y yo me sentía mujer de nuevo... porque yo solo era mujer entre sus brazos y sus besos...mordió mi labio inferior suavemente y continuó recorriendo con pequeños besos mi mentón, mis mejillas y mi cuello provocando la inmediata reacción de mi centro, su mirada era electrizante, me miró unos segundos y comenzó a abrir mi bata con tortuosa lentitud, miró con devoción mi cuerpo desnudo y me acarició con una de sus delicadas manos desde mi cuello, pasando entre mis pechos y finalizando en mi ombligo, quemando con su tacto mi piel, se inclinó para seguir besando mi cuello, mi clavícula y mis pechos... De pronto sentí la afilada barba de su padre tan vivida en mi piel que la alejé, aparte bruscamente su cuerpo y sus besos de mi con violencia, estaba sucia, era impura y no podía permitir que ella se ensuciara con mi piel...

.- ¡No puedo! Lo siento... - solté, ella me miro desconcertada, me cubrí y salí corriendo.

ASIA

Me había rechazado y me dolía tanto... había pasado semanas ignorándola y conteniéndome, enterrando todo mi amor y solo mostrándole mi rencor, ella se había dedicado a perseguirme y acosarme, no tenía sentida su rechazo ¿A que estaba jugando? Me dolía pensar que no era un juego y su amor por mi había terminado, era lo mejor para mí, para ella y sobre todo para mi padre, pero aun así me dolía y no podía evitarlo.

- Este lado depresivo y desalineado tuyo, no me gusta para nada, así que mueve el culo, que he venido a desayunar contigo, ayer me enteré que cocinaba la gordita ¿Cómo se llama? ¡Como sea! Me encanta su manera de cocinar. - dijo emocionada mientras modelaba en el espejo. - ¡Que muevas el culo! - grito al tiempo que aplaudía.

-Mejor ven y túmbate conmigo...- rogué desde la cama y ella negó con la cabeza- Pero si te encanta mi cama. - alce mi mano con puchero y ella termino por lanzarse a la cama.

- ¿Crees que me tomen la orden si grito desde aquí? ¡Quiero un omelette!

- ¡cállate! ¡Me duele la cabeza! - me queje con fastidio.

-Depresiva y amargada ¿sabes que te hace falta? ¡Un buen tijeretazo! - dijo subiéndose sobre mí con efusividad simulando una posición sexual, yo reía a carcajadas porque a su vez me picaba las costillas.

- Buenos día...- Soltó al pie de mi puerta con una expresión seria. - Me preguntaba si puedo hablar contigo unos minutos a solas. - Ferni seguía sobre mí, atenta a Rebeca, sin intención de moverse.

- A solas... - Ferni se giró para verme, como consultando y con un solo gesto le hice saber que podía irse, se quitó sobre mí y se puso de pie lista para salir.

- Bueno nena, las tijeras serán para la cena, te espero abajo, no tardes – dijo con una maliciosa y juguetona sonrisa, dejándome incomoda ante una Rebeca ya colérica.

-No sé cómo eres su amiga- dijo apenas salió.

-¿Que se te ofrece? - pregunte cortante.

-Quería disculparme, por lo de ayer... Me comporte como una tonta, pero quiero que sepas...

-Basta Rebeca... No te disculpes, soy yo la que debe disculparse, lo de ayer fue un gran error, jamás debí besarte - dije mientras ella se acercaba.

-No, no es eso, yo me sentía... - trato de decir mientras se sentaba al borde mi cama, pero la volví a interrumpir.

-De verdad Rebeca, ya no importa

- Asia...

-Eres la mujer de mi padre, te juro que no vuelvo a olvidarlo. – fue lo último que dije para luego entrar al baño y vestirme.

PETRICORWhere stories live. Discover now