CAPITULO 22 " Castigada"

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- ¿en dónde estabas? No te quiero perder la paciencia y mucho menos la confianza, así que por favor dime la verdad -

-En casa de otra amiga papá. -solté sin pensar al sentirme presionada.

- Ahora mismo me vas a llevar con esa amiga tuya - dijo tomando su chaqueta del perchero.

-Papá espera, tengo algo que decirte. – solté, sintiendo como me temblaba el cuerpo, respire profundo y me prepare para defenderme, iba a soltar una bomba para librar una granada, parecía estúpido, pero no tenía otra opción.

- ¿Qué pasa? ¿Estabas con un chico? - negué con la cabeza.

-Papá por favor siéntate, lo que tengo que decirte es algo más serio que eso - la cara de mi padre palideció.

- ¿Qué pasa? Me estas asustando ¿Estas bien? - dijo tomándome de las manos.

-Estoy bien, es solo que hay algo que jamás he podido decirte.

- ¡Hija habla ya!

-En el instituto psiquiátrico, comencé a darme cuenta de que también me atraen las personas del mismo sexo. - estaba completamente desconcertado, intento decir algo, pero como si se le hubieran olvidado las palabras volvió a cerrar la boca, dejo su chaqueta en la mesilla y termino por sentarse en completo silencio. - Lo siento papá - después de varios minutos de insufrible silencio me disculpe, con un nudo en la garganta.

- No, no te disculpes hija, yo... Solo estoy impresionado, es que tu... Habías tenido un...bueno ese imbécil... Hija, no todos los hombres son como ese desgraciado, no será que por eso... que por tu decepción pienses que eres...

- ¡No papá, claro que no! -interrumpí- ¡Eso no tiene nada que ver! Yo me siento así por ella, por lo que ella me hace sentir, ningún hombre tiene nada que ver con eso. - Refute con molestia.

- ¿Lo has hablado con tu terapeuta? ¿estas completamente segura? - pregunto con evidente preocupación.

- Si papá, de tener dudas aun, no lo estaría hablando contigo.

- No te lo puedo negar, estoy sorprendido...

-Lo siento, te juro que odio darte disgustos y preocupaciones, pero no lo puedo evitar.

- Para de disculparte ya, no tienes por qué hacerlo, no hay nada de malo en eso, eres mi vida entera y estoy muy orgulloso de ti.

-Gracias papá. - dije intentando no llorar.

Mi padre me acurruco entre sus brazos y después subimos a nuestras respectivas habitaciones, él estaba cansado y francamente yo también. Mi celular estaba muerto lo conecte al cargador y me quede dormida, mientras esperaba que prendiera. Por la mañana, el olor a salchichas fritas me dio los buenos días, el hambre me empujo a la ducha, así que era demasiado temprano para cuando estaba bajando las escaleras.

- ¡Buenos días princesa! - Saludo mi padre desde la cocina, estaba repartiendo en dos platos las salchichas fritas.

- ¡Buenos días papi, me muero de hambre! – mi padre abrió un banco de la barra para que me sentara, le di un beso y después me senté, él se sentó frente a mí, ambos comenzamos a desayunar, pero podía notar la forma inquieta en la que me miraba, como si quisiera decirme algo, pero no se atreviera.

- ¿Que pasa papá?- pregunte dejando los cubiertos en el plato.

- Es que ayer...no me quedo muy claro... ¿anoche estabas con esa chica que te gusta? -pregunto dudoso.

-Si papá, estaba con ella.

- Estamos de acuerdo en que no son horas, para que tú estés fuera de tu casa.

PETRICORWhere stories live. Discover now