ocho

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Lo único que pude pensar en ese momento: vieja culiá sapa, hija de la masturba gallina.

—Esa vieja está ciega—me quejé y traté de sonar normal.

—No me gustan las mentiras, Ignacia—dijo seria y yo hice una mueca.

—A mí tampoco—dije encogiendo los hombros—el Javier vino manejando y listo. ¿Tanto problema por eso?.

—¿Con qué permiso? si no tiene licencia de conducir.

—Con el de la mamá po—dije seria pa' que me creyera—qué feo saber que le crees más a una vieja que siempre inventa cahuines en vez de a tu propia hija—dije ofendida.

—Ya, anda a acostarte, es tarde—dijo y dio un suspiro.

Subí a mi pieza y lo primero que hice fue sacarme el sostén... es la sensación más rica que hay en este mundo, aparte de usar cotonito, ah. Y luego procedí a ponerme pijama, ya que de verdad estaba agotada, eso sí, bacán porque tendré cuatro días de descanso. Me metí a la cama, prendí el notebook y por mientras que la cagá de notebook prendía, me metí al celular.

Vi por accidente si el profe se había metido a whatsapp y estaba en línea, sólo por accidente lo vi, ah. ¿Le escribo? quizás piense que me gusta o que me estoy tomando todo muy a pecho. Aunque igual si llega a pensar eso, sería muy rolliento.

Yo:

llegaste bien?

12:56

Profe Alex:

Sí, llegué bien😊

Gracias por preguntar, tú? todo bien también?

12:57

Yo:

sísí, sólo que una vieja sapa le dijo a mi mamá que me vio contigo ldskñ

12:57

Profe Alex:

Me estai? jajaja, te retó o algo?

12:58

Yo:

Un poco, pero le inventé una mentirilla

12:58

Hablamos hasta las una y media y después me puse a ver series en Netflix, que era mi pasatiempo, ya que no tengo que hacer ni una hueá productiva.

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Estábamos solos en la sala de profesores. Me quedé mirando al Alex y él se empezó a acercar de apoco, mi respiración se estaba agitando y mi corazón también. Estaba metiéndome con un profesor, pero este no es cualquier profesor, este es el profesor más rico. Pero no me voy a arrepentir, espero que valga todo el remordimiento que sentiré al terminar con esto. Terminé de eliminar los centímetros que nos separaban y nos empezamos a besar.

—Ignacia—escuché decirlo entremedio de suspiros.

No me importó nada y él llevó su mano a mi short, y lo desabrochó. Yo le quité la polera mientras uníamos nuestros labios... aparte de que es mi primer beso, me siento en el cielo con este señor.

-Ignacia-volvió a decir mi nombre mientras yo estaba arriba de él y besaba su cuello. Él me hacía suaves agarrones.

Quizás sean siete años y un día, pero, ¿quién se va a enterar?. A no ser que alguien entre por esa puerta, pero no creo porque está con pestillo. Los labios del Alex hacían maravillas.

¡Wena, profe!Where stories live. Discover now