veintidós

7.9K 522 187
                                    




Me di media vuelta y empecé a caminar lento hacia donde estaba el Alex, pero la mano del Javier me detuvo. Traté de mirarlo sin odio, aunque tengo mucha impotencia, y es porque hizo lo que siempre me negaba que haría, y con la Renata po, hueón, fuera otra mina me importaría un pico, pero... ¿la mina que me hizo bullying? ¿pa qué quiero enemigos?

—Perdón, no lo pensé dos veces y...

—Javier, no me vengai a dar explicaciones, vi claramente como seguías el beso todo gustoso y yo que sepa, tienes suficiente inteligencia para poder pensar más de dos veces las cosas en el momento.

—No, o sea, sí. Pero... —se quedó callado.

—Pensé que de verdad no te la ibai a comer—me reí sin ganas y mirando el suelo.

—Puta, ya te dije que perdón. Aparte, nadie te ha fallado, si fue un beso no más con la Renata, no es por ser pesado pero andai muy colorienta.

Y ahí fue cuando se me quitaron las ganas de seguir hablando con él. Asentí con la cabeza.

—Vale, gracias.

Seguí caminando y ya estaba más cerca del Alex, mi objetivo, ah. Pero no me ha visto porque está hablando por teléfono y está dando la espalda hacia donde estoy yo.

—Ignacia—me volvió a tomar del brazo.

—Javier me estai apretando—me quejé—sí ya dijiste la hueá, no te voy a molestar más, pero no me vengai con disculpas después.

—Es que no me entenderás si te explico—hizo una mueca.

—Oh, tienes razón—dije fingiendo estar sorprendida—no lo haré, con permiso.

—¿Podís escucharme? por la cresta—dijo jalandome del brazo nuevamente.

—¡Deja de agarrarme así el brazo! ¡no te quiero escuchar, Javier! ¿tan difícil es entender eso? —le reclamé.

—Claro, pero yo te tengo que escuchar hablar de el Alex veinticuatro siete, ¿cierto? —sacó en cara.

—No me vengai a decir esa hueá. ¿¡Él te hizo algo!? acaso, ¿te humilló? ¿te hizo bullying? ¿te dejó mal frente a todo el colegio? ¿le inventó hueás a tu mamá? Todo esto que me estai diciendo no tiene sentido, porque no hay comparación y ¿sabes qué mas?

Iba a seguir hablando pero sentí un toque muy suave en mi mano y me di cuenta que el Alex había llegado a mi lado, ahí fue cuando suspiré y sentí las ganas de llorar, de verdad me sentí mal, pero no voy a llorar frente al Javier porque se puso muy hueón.

—¿Pasó algo? —dijo al lado mío, y el Javier sólo lo miró mal.

—No, tranqui... no pasa nada—dije yo y seguí caminando.

Ya casi todos los hueones se estaban levantando y todos andaban con cara de paja, así que me fui a donde habían bancas y estaba vacio, aunque igual estaba a la vista de los demás, pero me importa una raja. Quiero llegar a mi casa luego, y quiero salir del colegio nuevo. La verdad quiero ser un koala.

—¿Qué pasó, amiguita? —se sentó al lado mío la rata.

—Ah, hueona. Deja de molestar, quiero estar sola.

—¿Estai picá? ¿celosa? —preguntó como si nada, como si fuera mi mejor amiga de toda la vida.

—Na que ver, ¿de qué voy a estar celosa y picá? —me reí.

—No sé, de que me comí al Javier.

Me reí fuerte y su cara cambió automáticamente.

—Amiga, si yo hubiese querido comerme al Javier, lo hubiera hecho hace rato.

¡Wena, profe!Where stories live. Discover now