catorce

7.7K 516 311
                                    




Lo quedé mirando y asentí, el Javier empezó a caminar un poco y el hueón de mi compañero se acercó a donde estaba yo junto al Alex.

—Te hablo por whatsapp—dijo y me dio un beso en la mejilla, el Alex le sonrió forzadamente y luego volvió su vista a mí.

Se me hacía raro todo, porque con cuea lo cachaba y me haya dicho eso a través de la carta, el maravilloso, original y entretenido juego que se le ocurrió a la Renata. Me crucé de brazos y miré al Alex que se quedó viendo como se iba mi compañero.

—Te quiero pasar esto—dijo buscando algo de la mochila—toma—estiró el libro que yo me quería llevar la otra vez, pero no pude porque era muy grande. "La mansión de los secretos".

No pude evitar esbozar una sonrisa, ya que me causó mucha ternura y la verdad sentí como un zoológico en mi estómago, ya que de verdad sentía cosas por el Alex, independiente de que sea mucho mayor que yo.

—No era necesario... gracias igual—tomé el libro y rápidamente lo eché a mi mochila—de verdad, gracias.

—De nada, pensé que tú irías a la biblioteca, pero al parecer de verdad no querís nada—se encogió de hombros y suspiró—ya Igna, nos vemos, cuídate.

—Cuídate—dije y se acercó para despedirse de beso en la mejilla.

Caminé hacia donde estaba el Javier, ya que se compró un helado donde la tía Luci. Yo por mientras que él iba calladito disfrutando su helado me puse audífonos y me puse a escuchar The feeling de Justin con Halsey. Hasta el momento me sentía un poco identificada con la letra. Sobre todo, cuando decía "¿Estoy enamorada de ti, o estoy enamorada del sentimiento?" Ya que no tengo claro lo que siento por el Alex, no sé si es una confusión de cabra chica, o de verdad me estará gustando. Si de verdad me gusta, estoy cagá porque primero: él no está ni ahí y segundo: si a él le gustara, mis papás me cagarían todo y harían lo imposible por no estar con él.

—¿Ignacia? —habló el Javier y yo dejé los pensamientos que tenía.

—Dime, perdón... estaba pensando algo.

—¿Qué? —preguntó y frunció el ceño.

—Es que no lo tengo claro, entonces no puedo decirte mucho—me reí sin ganas y él botó el palito del helado.

—Te gusta el Alex, ¿verdad? —preguntó.

Casi me atoré con mi propia saliva.

—¿Qué? ¿por qué? —pregunté y me tiré el pelo hacia atrás.

—Te conozco, Igna. Aparte, siempre hablai maravillas de él, y no cualquier profesor habla tanto con una alumna, al menos en mis años de media nunca ha pasado—se rió.

—Pero... la confusión es mía, y aparte es imposible, así que filo—dije y me encogí de hombros.

—Créeme, no es imposible, sólo si a él le importa lo que digan los demás y si a ti te importa lo que digan los demás—justificó.

—No, sí... pero el tema es que la confusión es mía—remarqué "mía"—mira, siempre he pensado que el Alex no se fijaría en una como yo, por muchas flores que me tire. Lo presiento.

—¿Crees que te seguiría hablando después del beso que le diste? —preguntó y negué con la cabeza— si ya no hablan es porque tú quisiste, así que yo creo que sí le gustai, o al menos lo confundes o le atraes mucho. Ponte tú, la Renata le roba un beso, yo creo que el Alex la manda a la chucha.

Nos quedamos parados en un parque mientras hablábamos de las cosas que nos pasaban a diario, o al menos a mí, ya que el Javier dice que en su vida no pasa ni una hueá importante, sólo que la Renata lo huebea.

¡Wena, profe!Where stories live. Discover now