once

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sólo digo que pongan mucha atención a la letra

—Ah, verdad. Se me había olvidado —mintió mi mamá y me miró con cara de "cuando llegues a la casa te va a llegar". Al menos mi padre no se enterará, ah.

—Buena onda el profe Alex, muy buena persona.

Sí, tan bueno como para poder garcharmelo toda la noche, no mentira. En parte tiene razón, es una buena persona y aparte es buena onda. Mi mamá ya se estaba sintiendo incómoda así que decidimos irnos, y cuando llegamos al auto le bajó todo el volumen a la música. Mi momento ha llegado.

—Me vas a decir algo, ¿o no? —preguntó cuando empezó a manejar.

—Supongo que no—negué con la cabeza. No sabía qué chucha decirle, mi mamá es más cuática con algunas hueás que hasta me da rabia, deberá superar que me quedan meses como menor de edad y sé con certeza las cosas que hago.

—¿Qué hacías con el profesor? ¿desde cuándo tan cercana a un profesor?.

—¿Qué tiene de malo? No hice nada malo, o sea, nos comimos un helado y era. No sé por qué le pones tanto color. Aparte él no tiene malas intenciones, y yo tampoco— mentí por mi parte, ah.

Mi mamá negó con la cabeza y nos quedamos calladas hasta llegar a la casa. Cuando detuvo el auto me iba a bajar pero me tomó la mano.

—¿Estás segura? ¿No me estás mintiendo?

—No mamá. ¿Por qué te voy a mentir? — pregunté y me dolió mentirle, no me gusta, pero tenía que hacerlo.

—Porque no sería la primera vez que lo haces, y aparte ya es como tercera vez que sé algo de ese profesor...

Negué con la cabeza y salí del auto, entré a la casa y me fui a mi pieza. Ahí estaba mi gatito lindo acostado en mi cama. Lamentablemente estaba encima de una polera negra que tenía, y me la iba a dejar llena de pelos. Pero ya me acostumbré.

A ganar siempre como el veintitrés, ah.

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Era domingo y me junté con el Javier para ver la serie que estábamos viendo hace un tiempo atrás y nunca terminamos por tema de tiempo, pero aquí estamos de nuevo. Encuentro que es muchísimo mejor que salir. Yo no entiendo a esa gente que sale todos los malditos fin de semanas, hueón, qué paja más grande. O sea, ¿cómo no prefieren estar en su casa tranquilos y descansando?... pero bueno, cada loco con su tema.

—Hola pollo—me saludó el Javier y me dio un beso en la frente.

—Hola jirafa mía—lo saludé de vuelta y le di un beso en la mejilla, ya que me gana por mucho y no alcanzaba a su frente.

El Javier estaba solo, así que estuvimos hablando antes de empezar a ver la serie.

—¿Y tu mamá siguió la mentira? —preguntó sorprendido y justo le llegó un mensaje. Vio su celular y como estaba al lado mío alcancé a leer y decía claritamente "R(ata)enata".

—Así con los amigos de hoy en día—dije enojada, me sentí traicionada, o sea, es mi mejor amigo y habla con una mina que me cae como el hoyo.

—Pero sí yo no le respondo...—dijo e intentó abrazarme y lo tiré para atrás. Me quedó mirando con los brazos abiertos, luego asintió con la cabeza y volvió a su posición anterior—yo no te digo nada por el Alex.

—¿Qué tiene que ver? El Alex es un amor contigo, incluso se han quedado hablando por caleta de rato, no es como la Renata, que es una mierda de persona, y envidiosa—me defendí, encontré sin razón su argumento po.

¡Wena, profe!Where stories live. Discover now