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Después del numerito con papá, él y mamá discutieron por teléfono. Sé que debería sentirme culpable, pero no lo hago, en realidad me siento aliviado. Cuando estoy en la cama a punto de dormir, miro mi móvil. Tengo en la pantalla el numero de lara jean, quiero escuchar su voz, que me hago olvidar lo terrible de este día. Pero es tarde, seguramente la despertaría.

Sigo en la lista de mis contactos y le envió un mensaje a gen.

Hoy Salí con mi padre. ¡Es un maldito imbécil!

Pasan varios minutos, y cuando ya estoy adormilado mi teléfono vibra.

¿Por qué saliste con el?

Quiero responder que fue por owen, por no dejarlo solo. Pero en realidad una parte de mi quería ir. Envió solo una palabra:

Owen.

Su respuesta llega de inmediato:

Vamos Peter, el chico ya es mayor, y no tienes que fingir conmigo.

Resoplo y bloqueo mi teléfono, no quiero contestar con la verdad. Después de un par de segundos mi teléfono suena. Aprieto la tecla para contestar, pero sin decir nada. Solo nos quedamos callados unos segundos, hasta que gen habla.

—Querías ir. —Afirma.

Dejo ir el aire de mis pulmones. —Si quería.

—¿Cuál fue el problema? —Susurra. Por lo que deduzco que esta fingiendo estar dormida.

—Vino a casa con una sonrisa de imbécil a ilusionarnos, fingir que somos una familia. Al llegar al maldito picnic de su trabajo fue evidente que solo nos llevo para no ir con las manos vacías.

—¿Qué pasa con los estúpidos de sus hijos? —Espeta gen. Y por su voz puedo escuchar su molestia. Supongo que esto es algo que nos une. Tener padres imbéciles.

—Están enfermos.

—Ese par siempre tienen algo por lo que quejarse. Lo que en realidad creo, es que se inventan esas excusas para no aceptar que son un par de losers.

Sonrió al teléfono. Si me gusta platicar con gen sobre mi padre, es porque no recibo lastima. Nos contamos las cosas que suceden, nos apoyamos y tratamos de superarlo. No mentiré, ha habido muchas lagrimas de por medio, pero eso es parte del dolor.

—¿Qué tal va todo en casa? —Pregunto.

—Le he dicho al imbécil de mi padre, que le diga a mamá la verdad.

—¿Lo hizo? —Pregunto sorprendido.

—Claro que no, es un maldito cobarde. Me dijo que estoy loca, que esa chica es solo una practicante de la oficina.

—¿Cabe la posibilidad de que lo sea?

—Solo si las prácticas son con la lengua en la garganta de papá. —Responde.

—¿Y cuál es nuestro siguiente paso? —Pregunto.

—Lo seguiremos y conseguiremos pruebas.

—¿Fotos?

—Claro.

* * *

Y así es como acabamos metidos de nuevo en el auto de gabe. Hacemos la misma rutina, lo esperamos fuera de la oficina. Cuando es la hora de salida, lo seguimos con el auto a un restaurante chino, donde entra con la dichosa ana hicks y otro par de chicas y tipos de traje. Cuando la miro, la reconozco. Es delgada y rubia. En la escuela siempre fue de perfil bajo y no llamaba mucho la atención. Es bonita, y sin duda muy joven para el, podría ser su padre obviamente. Solo nos lleva dos años.

Cuando todos salen del restaurante, se separan y cada quien se dirige a su auto. Ana se sube de copiloto al auto de una de las chicas y se marcha sin cuidado. El padre de gen sube a su auto. Yo considero que la noche de persecución ha terminado, pero gen insiste en seguirlo. Justo en el quiebre al barrio de gen, su padre se desvía y toda la calle opuesta. Lo seguimos por quince minutos, hasta que el acelera precipitadamente y lo perdemos por culpa de un semáforo. Estacionados por el color rojo y alucinados por su rápido movimiento nos quedamos mirando como desaparece el auto en la oscuridad.

—¿Crees que nos vio? —Le pregunto a una gen perpleja.

—Puede ser. —Responde.

—Creo que debería llevarte a casa, si llegas antes que el tendrás una coartada.

Gen asiente sin responder nada. Ambos nos sumimos en el silencio. Cuando la dejo en la puerta de su casa, el auto de su padre no se encuentra estacionado. Antes de bajarse, gen me mira y dice: —Lo intentaremos de nuevo pasado mañana.

No espera mi respuesta, solo se baja y se mete a casa, con los hombros rígidos...


Pd. aun te amo - Peter kavinskyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora