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Toda la semana hemos salido con gen. Su ánimo ha mejorado mucho esta semana, incluso parece ella misma de nuevo; con la barbilla en alto y esos ojos maliciosos mientras les gasta bromas a los chicos. Su madre está de mal humor, pero todo se debe a la desintoxicación.

El viernes por la tarde, Gabe pasa a casa por mi, para ir al partido de lacrosse, mi teléfono suena.

—¿Quién es? —Pregunta Gabe.

—Gen, digo para el. Pienso en dejar correr la llamada, pero al final la tomo. —¿Qué pasa? —Digo.

Pero solo se escuchan gritos, y un sonido de mala recepción. Pego el teléfono más a mi oído para entender lo que digo. Solo más gritos, son de gen y un hombre. Así que de inmediato creo que es su padre.

—¿Genevieve, me escuchas? —Pregunto.

Sin respuesta. Cuelgo y marco su número. Gabe me da una mirada como de ¿Qué diablos ocurre? Niego con la cabeza. En el teléfono no recibo respuesta, así que comienzo a preocuparme. Vuelvo a intentar llamarla y al final responde. —Estoy en casa. —dice gimoteando con la voz ronca.

Gruño frustrado. —Llevame a casa de gen. —Le pido a Gabe.

En el camino le hablo al entrenador. Recibe de muy malas maneras, que me perderé el partido, pero al final lo acepta. No soy del tipo que se inventa cualquier excusa para faltar, no cuando se trata de lacrosse. Gabe conduce hasta la casa de gen. Antes de bajarme Gabe me mira con pena. —¿Estarán bien? —Pregunta.

Asiento. —Les llamare por la noche, ahora lleva tu culo hasta la escuela y pateen traseros. —Digo.

Gabe sonríe y se va. Cuando llego a la puerta todo está en silencio, me detengo ahí por unos minutos y toco con el puño. Siento que el timbre sería demasiado violento.
El padre de gen, me abre la puerta. Tiene todo el cabello enredado, las venas de los ojos irritadas y la camisa sudada. Asiente para mí, y se hace a un lado para que yo pase.

Entro y me detengo junto a gen, que esta echa un ovillo en el sillón de su sala. El padre de gen se detiene frente a nosotros y nos observa, deja escapar un suspiro cansado y mira hacia el suelo.

—Yo no planee nada de esto. —dice. —No intento hacerles daño, todos estaremos mejor.

Gen, chasquea con la lengua y se limpia las mejillas con furia.

—Ustedes han estado juntos desde que eran unos chiquillos, tienen una idea muy dibujada del amor. Creen que siempre estarán juntos, que su amor lo podrá todo, pero no es así. Cuando maduren un poco más, y conozcan a otras personas que los hagan sentir nuevos, tan especiales como nunca antes, se enamoraran y todo en lo que creyeron se derrumbara.

—Peter no es para nada como tú. —Espeta gen.

Mi primer instinto es mirarla. Ahí encogida, abrazando sus rodillas, completamente rota. Quisiera decir que tiene razón, pero no es así.

—Peter jamás me abandonaría, es la persona más leal que conozco, incluso aunque no sea mi novio, está aquí para ayudarme a soportar toda tu mierda.

Su padre nos observa a ambos y niega con la cabeza. —Algún día lo entenderás. —dice, y se pone la chaqueta. Nadie dice nada más, solo nos quedamos en silencio, mirando cómo se marcha.
Cuando el motor de su coche nos avisa que ya se ha ido, me siento a su lado de gen.

—¿Estas bien? —susurro.

Gen niega con la cabeza. —Sácame de aquí por favor. —Solloza.

Pd. aun te amo - Peter kavinskyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora