17

6.8K 249 13
                                    


Estoy prácticamente tragando las galletas de chocolate que lara jean trajo en el almuerzo. Gabe ha tomado una, cuando lara jean le ofreció pero sé que su parte educada, lo detiene a tomar más. En cambio darrell se ha metido una tras otra en la boca. Ha puesto un puchero infantil cuando le quite el traste de su alcance.

—Eres un tacaño. —Se queja.

Lara jean sonríe, estira la mano y me limpia la comisura del labio.

—Comes peor que kitty. —Dice.

—¿Quién es kitty? —Pregunta Gabe.

—¿Es sexi? —Tercia darrell.

Lara jean hace una mueca graciosa. —Es mi hermanita.

Ambos pierden el interés enseguida y se ponen a parlotear. Lara jean me da un codazo y dice: —Mañana es su cumpleaños. No haremos nada especial, como una fiesta llena de niños, sabes ella quiere hacer una pijamada.

—¿Qué debería regalarle? —Pregunto. —¿Kitty es una niña de muñecas?

Ella niega con la cabeza. —Supongo que nunca lo fue, esas éramos Margot y yo, kitty siempre prefirió salir a correr o cosas de ese estilo.

Asiento, pero sigo con la mente en blanco. Lara jean sigue contándome cosas sobre sus hermanas y me quedo mirándola y escuchando atentamente. Lara jean puede hablar por horas, tiene muchas anécdotas divertidas y hacen que sus ojos brillen y te transmitan la emoción que sintió en ese momento. Es como cuando alguien te describe el olor a primavera, que supongo que todos alguna vez lo han olido y sentido. Es un aroma dulce, que viaja en el aire y que cuando llega a tu nariz siempre te hace recordar aquellos momentos que pasaste con ese dulce aroma.

* * *

Por la noche después de pedirle a mamá alguna idea para el regalo de kitty me doy por vencido. Aunque tuviera la mejor idea del mundo, las tiendas ya están cerrando y ya no tendré tiempo de todos modos.
Owen se sienta a mi lado y sonríe divertido.

—¿Qué te pasa? —Dice, dejándose caer a mi lado. —Tienes cara de estreñido.

—Mañana cumple años kitty y no sé qué regalarle.

Me mira sin entender y antes de que pregunte aclaro. —La hermana pequeña de Lara jean.

Creo que va a gastarme una broma por la cara que pone, pero en vez de eso dice: —En la florería de la avenida, venden arreglos muy bonitos. Ahí es donde compro los de mamá y eso siempre hace que ella sonría de oreja a oreja y cante como blanca nieves. Creo que la vendedora podría rociarles amapola. —Bufa.

No es la gran cosa, pero supongo que la niña podría apreciarlo. Levanto la mano y sacudo el cabello de owen, juguetonamente. —Ya estas aprendiendo a cómo tratar a las chicas. —Digo.

Owen me aleja de un manotazo. —Eres asqueroso. —Dice.

—¿No te gusta ninguna chica?

—Cállate. —Gruñe.

—Oh vamos owen, yo a tu edad ya sentía atracción por las chicas.

—Si. —Dice él. —Puedo imaginarte mirando por debajo de sus faldas.

Suelto una carcajada y owen se echa a reír también. —No lo hagas nunca. —Digo cuando logro calmarme. —Te llevaras una reprimenda de la directora y la plática sobre respeto de mamá.

Owen niega la cabeza y se levanta del sillón. —No tienes remedio. —Dice y se va.

Tomo mi teléfono y le envió un mensaje a lara jean.

¿Mañana puedo llevar a kitty al colegio?


Sip...

* * *

Me aseguro de pasar temprano a la florería, la vendedora me aseguro que los claveles rosas son perfectos para la ocasión.

Así que conduzco hasta su casa y espero en la puerta con el ramo en la mano. Espero un par de minutos hasta que la puerta se abre.
Kitty sale y me mira perpleja.

—¡Feliz cumpleaños! —digo y le ofrezco el ramo.

—¿Son para mí? —Pregunta kitty, sonriendo de oreja a oreja.

—¿Para quién si no? Sube en el coche de una vez —Digo devolviéndole la sonrisa.

Kitty se da la vuelta para mirar a lara jean. —¿Tú también vienes, Lara Jean?

Lara jean está sonriendo dulcemente. Niega con la cabeza. —No, solo hay espacio para dos.

—Hoy eres mi única chica, Kitty — Digo. Kitty sale disparada hacia mí, y me quita el ramo de la mano. Hunde su pequeña nariz en ella y aspira con fuerza. Me acerco a la puerta del copiloto y la abro para que ella pueda entrar. Cuando cierro la puerta, miro por encima del coche a lara jean que nos observa sonriendo. Le doy un guiño y digo: —No te pongas celosa, Covey.

Ella niega con la cabeza y se despide de nosotros con un gesto de mano. —Ponte el cinturón niña. —Le digo a kitty.

Obedece y ya que se acomoda dice: —Las otras niñas se morirán de envidia. Nunca nadie les regala flores.

—¿Acerté entonces?

—Lo hiciste, normalmente me regalan muñecas, o juguetes que jamás utilizo. Además ya no soy una niña. —Dice levantando la barbilla.

Asiento —Claro que eres una chica grande, a veces pienso que eres más lista que yo.

Kitty me da una sonrisa orgullosa. —Probablemente lo sea. He escuchado que algunos niños nacen superdotados, sin duda podría ser una.

—Creo que deberíamos esconderte de los científicos, alguien podría contarles y querrían robar tu cerebro. —digo al tiempo que estiro el brazo y le revuelvo el cabello. Kitty suelta una carcajada que llena todo el auto.

No demoramos mucho en llegar a su colegio. Cuando aparco en la puerta, salgo del auto y le abro la puerta. Kitty sale de un brinco, abraza sus flores y me sonríe radiante. Estiro la mano ofreciéndosela, la toma y sus mejillas se ponen rojas.
Caminamos hasta la entrada, donde hay unas maestras vigilando que los niños no se salgan.

Me detengo en la puerca y me agacho para estar a la altura de kitty. —Que tengas un buen día y feliz cumpleaños niña.

Kitty se arroja a mis brazos y me aprieta fuertemente. —Gracias peter. —Chilla.

Después se aleja de mí y corre dentro del colegio, junto a un grupito de niñas.

Pd. aun te amo - Peter kavinskyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora