Another Love |Zayn Malik| ✓ *sin editar*

Capítulo 14. Sin Remedio.

Al girar a verlo, en ese momento, Zayn sonrió, y fue ahí cuando me detuve a pensar... no lo había mirado nunca con detenimiento, no sabía porque no lo había hecho, quizás porque solo tenía ojos para Liam y solo para Liam, pero en este lapso de tiempo, en este pequeño segundo, con su sonrisa y con su mirada, me hizo ver todo lo que en aquel momento, yo no había hecho. Y me gustaba.

Zayn rio.

-          ¿Por qué te estás riendo? – le pregunte y no pude evitar soltar una risita.

-          Me acorde de algo. – contesto y se tapó la boca con el puño cerrado como si quisiera toser pero más bien solo se aguantaba una risa más escandalosa.

-          ¿De qué? – inquirí curiosa.

-          Bueno, el día que tu padre termino con su pareja, estabas muy triste y hasta algo deprimida, no parabas de llorar, y yo solo buscaba algo que pueda hacerte sentir bien de nuevo. Se me ocurrieron, no muchas cosas, pero al final opte por una idea loca, y fui a la tienda más cercana a tu casa. Compre varias bolsitas de maní, y en tu cama, con los maníes, ordene: “Sonríe preciosa” – trato de hacerme recordar.

-          ¿Ah sí? No recuerdo eso. – mentí. Fruncí el ceño.

-          Bueno yo sí. – agrego él.

Le sonreí y me acomode un mechón por detrás de la oreja, luego decidí terminar mi bolsa de maníes.

Tome tres sorbos pero el silencio tan ruidoso de nuevo nació. Y empezaba a no gustarme.

-          Zayn… – murmure.

-          ________... – murmuro.

-          Oh, dime. – musite.

-          No. Tu primero… – me dijo.

-          Bueno tengo que decirte algo… – me regocije.

-          Yo debo decirte algo también… – se regocijo Zayn.

-          ¿Sí? , empieza tú por favor... – susurre.

-          No... – Se desanimó –  es algo estúpido, olvídalo... Y… ¿Ya se te paso el hambre? – se encogió de hombros y negaba con la cabeza, era obvio que no quería ya volver a tocar este tema, pero yo sí, me mataba la curiosidad, ¿Qué me quería decir?

Suspire.

-          Si. – respondí con desaliento.

Él sonrió, y me miro por unos segundos detenidamente.

-          ¿Qué? – reí.

-          Nada. – me dijo y bajo la mirada. Su “nada” fue seco y lo resalto con voz grave. “Nada”.

Sonreí y trate de conformarme con su “nada”.

Pero un sonido fuerte interrumpió la paz que estaba sintiendo, era el oso, de nuevo embistió el auto, pero no tan fuertemente como antes.

Este mismo se acomodó para “dormir “junto al auto, no podía creerlo, el maldito oso iba a dormir justo al lado del auto, no íbamos a poder salir.

-          Bueno, creo que deberíamos dormir un poco. Aunque queramos no tenemos otro lugar donde pasar la noche. Tu amiga se fue. – replico con disimulo Zayn.

Tenía razón.

-          Ah, sí... – agregué.

Zayn levanto las cejas, suspiro y se acomodó para dormir, dejo caer su cabeza en el asiento y mire como cerraba los ojos, se veía tan tranquilo, y muy inocente.

Vi los pocos maníes que me quedaban en la bolsa, y en el tipo de bandeja que había frente a los asientos delanteros, donde mayormente se colocaban revistas, y otras cosas; acomode con los maníes: “Sonríe Zayn”.

Caudalosamente toque el hombro de Zayn, el despertó confundido y yo solo le señale en donde había ordenado los maníes posteriormente. No espere a que lo viera, o que dijera algo, yo me acomode en el asiento para dormir en vez de eso, y no paso mucho para que cayera en un sueño que no iba a ser tan profundo.

Esa madrugada.

Desperté inquieta. Zayn roncaba, y era comprensible, él estaba en una mala posición.

Me acomode para sentarme correctamente en el asiento y me puse a pensar un momento.

Liam… los pases, Zayn… paseo en auto… ¡Maldición!

¿Qué iba a hacer?

Busque en la mochila y encontré los tickets del cine, les di la vuelta, cogí un lapicero y escribí algo que jamás seria leído por nadie.

“Liam, no puedo dormir así que te lo diré, si no es ahora no será nunca, estoy de verdad muy ansiosa por entregarte los pases… y…”

 

Suspire, no. Ya no.

“Liam, perdón pero no es verdad, no tengo ningún pase, te mentí, ¡te mentí!...”

 "Mierda, ya no hay remedio" – pensé para mí misma.