9.

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El primer día en la casa del menor fue un día simplemente triste para Jeonghan e incómodo para Minghao. Habían hablado, pero el seguir viendo a Jeonghan así, no sabía qué más decirle, quería ayudarle pero sabía que lo único que necesitaba era confesarle a Jisoo que era hombre, pero también sabía que no estaba listo para eso.

Jeonghan despertó aquel día temprano con la intención de poder bañarse y volver al dormitorio en el que se hospedaba sin que le viera el menor. Para la sorpresa de este, además de que no le vería, no le encontró en la casa, pensando en que tal vez le habría dejado una nota en la cocina. Caminó hasta el lugar y evidentemente halló el papel justo encima de la pequeña mesa que estaba junto a la esta, lo recogió y leyó.

Hola Jeonghan, lamento no haberte mencionado ayer, tengo trabajo y llegaré a las 5 a casa, puedes comer todo lo que quieras y si quieres salir te dejé unas copias de las llaves junto a la puerta. ¡Pásala bien!

Minghao.

Han dejo la nota en donde anteriormente se encontraba y volvió a lo que estaba haciendo. Al terminar de bañarse se colocó unos bóxer y se encaminó a la habitación que sería la de Minghao. Sabía que lo que estaba haciendo podría estar mal pero continuó de todos modos; rebuscó en su closet y sacó de este una camiseta blanca y unos pantalones holgados, se las colocó en el momento y dio vuelta para verse en el espejo que adornaba la pared del cuarto del menor, sonrió.

-Falta algo... - dijo aun observándose - ¡zapatos!- fue vuelta al closet otra vez, esta vez en busca del calzado.

Unos tenis fue los que eligió, colocándolos al principio con dificultad y feliz después de sentirlos bien puestos y cómodos.

-Cabello, cabello- Se sentía feliz, la realidad era que se sentía como si escapara por un momento de todas las tormentas que atacaban su cabeza.

Cambió su dirección, esta vez yendo a su dormitorio, parado en frente al retocador que había en esta con un cepillo se decidió por hacerse una cola baja, se quitó la tinta que ocupaba sus uñas pintadas, de paso las corto un poco y finalmente sonrió. Se veía como un hombre. Salió del hogar camino al ascensor, vio una última vez su reflejo en el gran espejo que ocupaba una de las paredes del elevador, se sentía él en ese momento, no ella. Salió y saludó con una venida a la recepcionista de aquel turno.

Salió, salió del edificio, pero no se sentía como creía que sería, estaba tieso en la entrada del gran lugar, ¿Qué estaba haciendo? ¿Y si lo reconocían? podían pasar muchas cosas, muchas posibilidades cruzaron la mente de Han. Un pequeño escalofrío pasó por todo si cuerpo, el solo pensar que de alguna manera su madre se enterara le lograba hacer temblar. Trago hondo y se arregló todas al arrugas invisibles en aquella camisa blanca y caminó a paso lento abrazándose a sí mismo en lo que era la parte del pecho, miraba a la derecha, miraba a la izquierda, no debía de estar nervioso, nadie le veía mal, nadie se fijaba en él. No tenía por qué ocultarse.

Un chico de unos 18 años caminaba por las calles de Busan con un papel en mano, a veces miraba a este y después su camino, miraba a la derecha y después a su papel, miraba a la izquierda y volvía al papel.

-Ahh- habló estresado.

Cansado de seguir por sí solo busco ayuda, fijando su mirada en un apuesto chico que caminaba tranquilamente al parecer sin ningún rumbo fijo. Parecía amigable así que se acercó.

-Disculpe- El menor le tocó el hombro - ¿Sabe usted donde queda esta dirección?- Preguntó enseñándole el papel cuando tuvo su atención.

-¿El aeropuerto de Busan?- le miró el desconocido.

DON'T BELIEVE [JIHAN]Where stories live. Discover now