Celos y Celos

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El sonido del auto desapareció lentamente, pero Liam seguía allí. Louis rompió el beso.

- Me besaste. - dijo sorprendido. El chico de ojos azules se ruborizó. Liam parecía una estatua, hasta que tomó a Louis por la remera y lo arrastró para besarlo nuevamente como si no hubiera un mañana.

Por supuesto, Harry los vio. Rugió, literalmente asustando a toda la familia, y empujó a Liam.

- ¡¿Cómo te atreves a tocarlo?! – parecía asesino, con un brillo en sus ojos que Louis nunca había visto antes, algo profundo, furioso y violento. Pero no tuvo tiempo de analizarlo porque Harry agarró su mano con mucha más fuerza de la necesaria y lo empujó a la casa, cerrando la puerta, trabándola y girando para enfrentar a Liam. - ¡Él es mío! –Liam resopló.

- No, él es tu padre. No puede ser tu pareja.

- Él es mío.

- No lo es, niño. Él es un omega muy atractivo y sin compañero, no es tuyo y nunca lo será.

- Lo será, créeme. Voy a dejar esto pasar porque estás confundido por la esencia de Zayn y sé que no deseas a Louis. Si lo hicieras, ya lo habrías reclamado. Así que vete. – No había duda en su voz y era difícil de creer que tenía doce.

- Soy mayor que tú, no me asustas. Y me gusta tu padre, siempre me ha gustado.

- Tú no lo amas. Nadie lo amará suficiente, como yo. Pero tú no lo amas y solo por eso no lo tendrás. Vé a buscar un omega pronto, antes de que me canse de ti.

- Oh, ¿en serio? ¿Y exactamente qué es lo que vas a hacerme tú, un niño de doce años, si no lo hago? – dijo Liam y, si se lo miraba desde afuera, era hilarante. Liam, un hombre adulto, grande y muscular y blah blah blah, estaba enfrentándose a un niño de doce años, delgado y bonito.

- Lo haré odiarte. Si me tocas, Louis nunca te lo perdonará. Y yo nunca miento, así que él me creerá.

- No lo harías. – la voz de Liam sonaba grave, sorprendida y herida.

- Lo haría, y lo haré si lo vuelves a tocar. – Harry se dio vuelta, caminando hacia la casa.

- Estás enfermo, Harry. Eso no…

- No quiero oírte. Vete. – Adentro, Harry tomó a Louis del brazo y lo apuró escaleras arriba.

- Harry, ¿Qué…? ¡Suéltame! ¡Ahora, Harry! – su madre y hermanas lo miraron confundido, pero Harry estaba en modo alfa, más fuerte de lo normal y no quería lastimarlo.

- Deja de luchar, Louis. – Louis se quedó sin aliento. Harry lo llamó por su primer nombre.

- No me puedes llamar así. Soy tu padre y… - Harry solo se rió.

- No puedes detenerme. Ahora, deja de forcejear.

- Déjame. Ahora. Soy tu padre. Has lo que te digo o te castigaré por un mes.

- Cállate, Louis. – dijo el más joven en su voz de alfa, y Louis tuvo que obedecer. Debía hacerlo porque él era un maldito omega y cada instinto en su cuerpo le gritaba ‘debes obedecer al alfa’.

Cuando ya estaban en la habitación, Harry cerró la puerta, la trabó y lo hizo sentarse en la cama. Luego, tomó su mano, haciéndolo pararse otra vez, con el ceño fruncido.

- ¿Qué estás…? – Louis tuvo su respuesta antes de poder terminar la pregunta. Harry lo sentó en su regazo, ignorando la diferencia de peso y tamaño sin quejarse. De hecho, el chico se acurrucó contra su cuello, movió su remera para besar su hombro, y lo mordió con mucha fuerza mientras lo sostenía cerca, sus manos en la espalda baja de Louis.

The Dumbest MistakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora