El Regreso

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Un mes más tarde, Louis rompió con Olly. Aún no había señales de Harry.

Caminaba por las calles, preguntándole a todo el mundo si lo habían visto, llamándolo infinitas veces, incluso llamando a la policía. Pero no había señales de él por ningún lado.

Louis comenzó a dormir en la cama de Harry, calmándose con su aroma. Se estaba muriendo por dentro, y tenía las últimas palabras de Olly grabadas a fuego en su cabeza.

- En serio, Lou. Me voy porque tu solo... Jesús, tú estás loco. Ustedes dos aprendieron a vivir como una pareja, como alfa y omega sin la parte física. Mírate ahora, comportándote de la misma forma que un omega emparejado cuando su alfa se va. Tú mismo me lo has dicho, mira: te despertabas cuando él lo hacía, desayunaban juntos, él cocinaba para ti y tú comías, felicitándolo por lo bueno que era, asegurándote de que lo supiera. Nunca dejabas la casa sin decirle adiós y en dónde estabas a toda hora. Él era un alfa cuidando de su omega, antes que yo. Estos dos años fueron sólo... un lapso, nada más.

Y tal vez Olly tenía razón, porque Louis estaba perdido, completamente perdido sin Harry. Era inútil si su niño de rulos no estaba con él. Y ya no era un niño. Pero la cosa es que Louis lo extrañaba mucho, lo necesitaba como aire, probablemente más.

El apartamento era grande, debía reconocerlo, por lo que se fue a la casa de su madre en busca de un poco de calor familiar. Era inútil, extrañaba a Harry aún más, su aroma no lo envolvía y Louis tenía noches sin descanso y días malos. Estaba pálido, no comía mucho, estaba más flaco que nunca y se sentía triste, muy muy triste.

- Lou, cielo...

- No, mamá. No quiero oírlo. Ya sé que soy un ser humano horrible por lo que le hice. Dejaré de buscarlo. Lo dejaré ir. Es lo mejor para ambos.

- Okay.

Pero un día, dos meses después de la "noche triste" como Louis le decía, Harry regresó a una casa vacía. En realidad, no estaba vacía, pero eso parecía. Ninguna luz prendida, polvo en los muebles, platos sucios, ropa en el piso. Pero Louis estaba allí,

acurrucado en el sofá, durmiendo; era una pequeña bola a los pies del sillón, escondido debajo de una manta, y Harry dejó de respirar cuando lo vio tan delgado.

- Debería haber sabido que harías esto. Siempre tan dramático. – dijo, suspirando y sentándose a su lado. Inmediatamente, Louis despertó.

- ¿Harry? – preguntó, su voz ronca por el sueño. Harry sonrió y Louis ya estaba tirándose sobre

él. - ¡Harry! ¡Regresaste! ¡Oh, te extrañé, te extraño tanto Harry! Lo siento, ya no estoy con Olly. Ahora puedes quedarte, puedes...

- Shhh. Está bien.

- Tú no... no te volverás a ir, ¿cierto? –había temor en su voz, Harry casi podía tocarlo.

- No, claro que no. Mañana me gustaría que conocieras a alguien. – dijo lentamente, su voz reconfortante pero Louis se alejó como si Harry estuviera en llamas.

- ¿Te emparejaste? – preguntó, y Harry abrió los ojos, confundido. Luego comprendió.

- Oh, no, no. Claro que no. Aún estoy... ya sabes, obsesionado contigo, supongo, puedes llamarlo así si quieres.

- No lo haré. Yo no... no me importa. No puedo estar contigo de esa manera, pero quiero estar en tu vida. En realidad es más egoísta que eso, te quiero a ti en mi vida. Te necesito.

Harry sonrió, tocando la mejilla de Louis muy cuidadosamente, y Louis se derritió ante el gesto. Era tan omega.

- Está bien. Vamos a dormir, yo tomaré una ducha y luego iré a mi habitación. Pero te llevaré a tu cama, vamos. – Louis se sonrojó un poco y Harry frunció el seño.

- ¿Qué?

- Estuve...durmiendo en tu cama. Lo siento. – Harry jadeó, sorprendido porque realmente no se esperaba eso. Ya no podía soportarlo. Sostuvo al mayor contra su pecho, respirando profundamente en su cabello, llenando sus pulmones con la esencia de Louis, respirando por primera vez en dos meses. Besó su frente, casi llorando de la felicidad, esto era todo lo que necesitaba.

- Okay, te llevaré a mi cama y yo dormiré en la tuya.

- No. Duerme en tu cama, yo dormiré en la mía.

- Lo que prefieras, cari... Louis

Y se pararon, Harry lo acompañó, lo tapó con las sábanas y lo besó en la frente una vez más antes de marcharse.

Mañana, pensó, hasta mañana.

Louis se despertó con el olor de huevos en la sartén rodeándolo.

- ¡¿Harry?! – lo llamó frenéticamente, abandonando la habitación y corriendo a la cocina, donde Harry estaba cocinando como solía hacerlo. El chico estaba bronceado, su cuerpo estaba trabajado y Louis se sonrojó porque lo estaba abrazando por detrás y era bajo, su cara entre los omóplatos de Harry.

- Buenos días, Louis. – saludó, sus ojos brillando ante la imagen de Louis solo en bóxers. Compórtate - ¿Te apetecen unos huevos Benedict?

- Si, totalmente. Primero tomaré una ducha. No... no te vayas, ¿okay? – dijo Louis, temblando ante la idea. Harry se dio vuelta y lo abrazó. Demonios, allí es exactamente donde pertenece, no era justo, no se supone que uno se sienta de esta forma por el chico al que diste a luz. Jesús. Louis

era el hombre más enfermo de la tierra.

- No me iré a ningún lado. Estaré en casa cuando regreses del trabajo.

- Lo dices en serio, ¿cierto? – el corazón de Harry dolía por él, quería patearse a sí mismo por eso, por la forma en la que Louis estaba presionado contra su pecho, su cuerpo frío y la mirada, frenética.

- Estaré aquí, lo prometo.

- Okay. Me iré a duchar, entonces.

Un par de horas. Sólo un par de horas.

- ¡¿Harry?! – lo llamó, tan pronto como abrió la puerta.

- Estoy aquí. Hice pastel, ¿quieres un poco? Es una nueva receta, naranja con arándanos. – Louis estaba hambriento con sólo ver el pastel. Y demonios, estaba tan delgado, esos pantalones solían estar llenos de muslos musculosos; ahora solo lucían feos, vacíos. La remera le quedaba gigante, no había barriga, sus pómulos se notaban cada vez más. Incluso su trasero era más pequeño. – En mi opinión está bien, pero me gustaría la tuya. – Harry le tendió una porción, pero Louis la mordió desde su mano. La mente de Harry se puso en blanco por un segundo.

- Mmm, está buena. ¡Deliciosa, Harry! Los pasteles son lo tuyo. Más. – los ojos de Louis aún parecían nerviosos, mirándolo como esperando por un cambio abrupto, pero Harry le dio otra porción de pastel y sonrió.

Pronto.

The Dumbest MistakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora