Epílogo I: Incidente en el centro comercial

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Apenas había pasado el primer cumpleaños de Leah cuando Louis tuvo su celo. Una vez que se terminó, él dejó la casa para ir a comprar algo de leche y dulces (quería caramelos, no lo juzguen). Estaba en el centro comercial, y había tomado un baño, así que se sentía como nuevo; en su sangre aún había algo parecido a un hormigueo, y podía sentir los restos de Harry en su interior. Estaba feliz y completo, su cuello con marcas y cubierto de olor a alfa.

Pero no era suficiente. Fue como un Dejá Vú. Estaba buscando la leche cuando un alfa se le acercó.

- Perra. Acabas de salir de tu celo, ¿cierto? El que te cogió fue bastante suave contigo, deberías estar llorando de dolor. Las perras como tú no deberían existir. – Louis tembló, tomando un paso hacia atrás. - Tengo pareja. Aléjate. – los ojos del alfa brillaban. - Claro que no es cierto. ¿Quién demonios querría emparejarse con una puta como tú? Y... agarró con fuerza el brazo de Louis. Louis gimoteó. – Nunca le hables así a un alfa, perra. - Déjame ir. Tengo compañero, solo... - No lo tienes. - Mira mi maldito cuello. Tengo. Pareja. – el alfa lo olfateó y tomó su cuello justo cuando un terrorífico gruñido resonó en cada esquina del centro comercial. - ¡¿QUIÉN DEMONIOS TE CREES QUE ERES PARA TOCAR A MI PAREJA?!

Louis suspiró aliviado, por supuesto que Harry lo seguiría. Bendito Harry.

- Estás bromeando, ¿cierto? ¿Por qué te emparejarías con un omega hombre? - No tengo por qué darte explicaciones a ti. Ahora, saca tus manos de él o acabaré contigo. - Sí, como digas. Emparejado con una perra, por... - Harry lo golpeó y su nariz se oyó romperse. - ¡Jesús! ¡Harry! – pero Harry no lo oía en absoluto. Tomó al hombre de la camisa y lo empujó contra los estantes, logrando que todo se caiga. Harry lo pateó hacia el piso, parándose sobre su mano mientras lo amenazaba. - Si le vuelves a poner una mano encima, juro que te mataré. Y yo no juro en vano. –

Después de eso, arrastró a Louis afuera y lo folló en el auto como si no hubiera un mañana.

- ¿Por qué hiciste eso? - Porque estaba frustrado y desesperado. Porque tu apestas a mí y él te... te tocó. Y yo solo... - ¿Tú solo qué? - Yo solo... tengo miedo de que alguien te aleje de mí, o de que tú te alejes. Yo solo... - ¡Harry! Bebé, yo te amo y lo sabes. Tenemos una hija y estamos bien. No tengo motivo para irme. Y este estilo de cosas... siempre sucederán porque no a todo el mundo le gustan las personas como yo. También sabes eso. - Me asusta. Sólo quiero protegerte de todo.

- Me asusta. Sólo quiero protegerte de todo. - Tú lo haces, amor. Ya lo haces.

Pero las cosas no terminaron así. Harry era posesivo con todo el mundo, y Louis realmente no podía quejarse porque podía sentir lo que sentía su pareja. Harry siempre estaba nervioso, enojado y asustado.

- Harry, por favor, déjame ir por mi cuenta. - No, nunca. - ¡Tú tienes que cuidar a Leah! Tuvo fiebre ayer, no puedes llevarla con nosotros. Quédate con ella. - ¡No! ¡Debo ir contigo! - No, no lo harás. Te quedarás aquí. - Entonces, ponte mi chaqueta. - De acuerdo. - Y ven aquí. - No, me quiero ir. - Ven aquí. – dijo Harry usando su voz de alfa, así que Louis debió obedecer. Le dejó una marca realmente visible en el cuello. - Demonios, Styles. - Te amo.

Desde ahí en adelante, Louis usó solo ropa de Harry por un tiempo hasta que se calmó y sonreía distraídamente, feliz.

Sí, era una buena vida.

The Dumbest MistakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora