Cursi, como una maldita película

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- Demonios, mis llaves. – dijo, y se apresuró a subir las escaleras. Se sentía algo idiota, no había nada más estúpido que huir de casa luego de una pelea y olvidar las llaves. Cursi, como una puta película.

- ¿Qué car...? – Omega. En celo. Peor. Louis en celo. En cualquier otra ocasión, Harry podría irse, pero el aroma lo estaba volviendo loco. Okay, debes irte, Harry. Tienes que irte. Lo has hecho desde los tres años, puedes soportar otro celo... oh mi Dios, no puedo hacerlo. No puedo hacerlo. No puedo hacerlo. Mierda. Sus piernas se movían sin que él lo ordenara, llegó a la puerta y golpeó.

- ¡¿Louis?! – nunca había olido tan bien antes. Harry sentía un hormigueo en la piel y su miembro palpitaba. - ¡Louis!

Louis tenía que contestar, era su voz de alfa, así que eso hizo.

- Deberías irte. Deberías irte para siempre. Deberías... - pero fue callado con un beso. Harry pateó la puerta y puso su mano en la espalda del otro hombre, presionándolo contra su pecho, respirando profundo su esencia, dejándose ir. – No. Detente, detente. Por favor...

- No puedo. Sabes que no puedo... - ahora estaba dejando marcas en su cuello, marcándolo, acariciando su espalda para calmar a un Louis jadeante, tembloroso y con la piel en llamas.

- ¿Por qué hueles así? Mucho mejor...

- Dejé de usar neutralizadores.

- ¿Hace cuánto?

- Desde que te fuiste. – dijo, poniendo sus manos (muy pequeñas, comparadas con las de Harry) en los rulos del chico, hundiendo los dedos entre su pelo.

- ¿Por qué?

- Pensé... pensé que tal vez mi esencia te traería de vuelta. – Harry se congeló.

- Y no me dejarás emparejarme contigo. – Louis quería gritar, eso no era justo. – Eres increíble. Simplemente increíble. Me iré. Trabaré la puerta. Te veré en una semana.

- ¿Luego volverás?

- Sí. Y me emparejaré contigo, Louis. Yo soy tu compañero, te guste o no. – el hombre de los ojos azules tiritó ante esas palabras, tan parecidas a las que había dicho

muchos años antes. Era la misma mirada sin miedo ni duda. Louis le pertenecía. Siempre había sido así.

Harry regresó luego de seis días, pero lo hizo con su madre y su hermana. Louis sintió algo extraño frente a esas dos mujeres. Estaban... obviamente relacionadas con Harry. Gemma tenía su sonrisa y sus hoyuelos, pero ella era más atrevida, con un humor inteligente del cual cuidarse si no quieres salir lastimado. Anne tenía los ojos y la sonrisa de Harry, incluso su nariz, y todo era tan obvio. Era raro.

Anne se disculpó cerca de un millón de veces, lloró en los hombros de Gemma y Louis no podía hacerle comprender que no era su culpa (lo era, pero no podía decirle eso). Ella dijo que Harry era un hombre encantador, que lo había criado de una forma increíble, y estaba feliz de cuán amable e inteligente era el chico. Gemma fue diferente. Ella no lloró, de hecho sonreía como si supiera algo. Era increíble.

- Entonces... ¿cuándo te emparejarás con mi hermano, Louis? – preguntó, como si fuese lo único para lo estaba allí. Sonreía de una forma traviesa, muy parecida a Harry.

- ¡¿Qué?! Yo no... quiero decir, no es que... nosotros no... él es mi hijo. Okay. Es mi hijo y...

- Nosotras estamos bien con esto. Harry nos contó lo difícil que fueron las cosas para ambos. Nos contó cuánto te ama, y es... es compresible.

The Dumbest MistakeNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ