Cambios

5.3K 514 409
                                    


Una vez adentro, caminó hacia la habitación de Harry y tocó la puerta.

- Haz, ¿Te encuentras bien? – el chico de los ojos verdes abrió y se le tiró encima.

- Por favor, déjame… - olfateó el pecho de Louis. – Tu cuello. – Harry puso sus manos en éste y lo hizo inclinarse un poco de forma que el chico pudiera enterrar su cara, respirando la esencia de Louis, besando suavemente y apenas lamiendo su pulso.

- No. Detente.

- Sólo un segundo. Para dejar de temblar. – suspiró y lo acercó aún más por un momento, luego se separó.

- Harry, soy tu padre, no tu compañero.

- No ahora.

- Sí, ahora, porque necesitas parar.

- De acuerdo, entonces. Mi próximo celo será afuera y me emparejaré con el o la primer omega que vea.

- No puedo detenerte si eso es lo que quieres, pero aún eres muy joven para hacerlo.

- Yo te quiero a ti. – exclamó, sin duda en la voz.

Louis tragó con dificultad porque su hijo lo estaba mirando directo a los ojos, sin miedo de sus propias palabras y sin un atisbo de duda.

- Eso no es posible.

- Estabas celoso. – Louis se sonrojó. Sí, estaba algo celoso, pero ese sentimiento no era normal, y no iba a admitirlo. – Sí, lo estabas. Lo empujaste, te vi. Y le gruñiste; es la segunda vez que te oigo gruñirle a alguien. La primera vez fue…

- El año pasado, cuando tu compañero de fútbol te pateó. Lo recuerdo.

- Yo no estaba en peligro, así que tú debías estar celoso. O asustado. No puedo ver por qué.

- Asustado por ti. Aún no te puedo ver como un alfa.

- Pero lo soy, Louis. Muy alfa. – Louis se sonrojó y se maldijo a sí mismo por ser tan débil. Era su hijo, ¿por qué se sentía de esa forma?

- Como sea. ¿Qué quieres para cenar? Podemos ordenar pizza ya que detestaste lo que cociné ayer.

- No. Yo quiero cocinar. – Harry sonrió, tímidamente. Por supuesto, por-maldito-supuesto Harry iría de modo alfa a tierno y adorable cachorro en un segundo. Típico.

- No, no lo harás.

- ¿Por qué no? Puedo cocinar, lo sabes. Soy mucho mejor que tú, déjame cocinarte algo.

- No, ¿por qué lo harías? Soy tu…

- Cállate. – Louis cerró la boca porque estaba usando su voz de alfa. En serio, ¿cómo lo hacía?

– Yo cocinaré. Tú comerás.

Después de esa noche, Harry decidió que quería ser chef por lo que Louis lo envió a tomar clases de cocina. Era bueno, mejorando cada día y practicando las recetas en casa. Louis estaba ganando mucho peso gracias a eso.

- No, no más torta de postre, por favor.

- Tú amas mis tortas.

- Sí, pero estoy muy gordo, y si sigo de esta forma nadie me querrá. – Louis debió haber notado que ese no era un comentario normal para decir en frente de tu hijo de trece años (a propósito, Harry cocinó su propia torta de cumpleaños) quien estaba obsesionado con ser su pareja.

- No estás gordo, Louis. Eres hermoso así. Y no necesitas gustarle a nadie más que a mí, así que…

- Quiero una pareja, Harry. Ya hablamos de esto como un millón de veces.

The Dumbest MistakeWhere stories live. Discover now