Dos

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Seungcheol estaba confundido, frustrado, se sentía realmente exhausto. Tras escuchar al chico pronunciar aquellas palabras que sin duda lo habían aterrado de sobre manera, sus ojos se abrieron de la inmensa mezcla de sentimientos que sentía.

Se sentaba y levantaba de su sofá con inquietud. Buscó su celular rápidamente en los bolsillos de sus pantalones negros y buscó en su agenda con sus pupilas moviéndose rápidamente. Jeonghan lo miraba con intensa curiosidad, a lo que, se acercó a pasos silenciosos hasta quedar al lado izquierdo de Seungcheol y poder ver que tanto buscaba en aquel extraño aparato.

— ¡Joder! —Seungcheol pegó un pequeño salto del susto al ver al chico tan cerca de él— Piensa, Seungcheol…

Con quizás un poco de temor, tomó los hombros del chico más bajo y lo condujo a sentarse en uno de los sillones, sin quitarle la vista de encima se alejó lentamente de él y púes, bastante casual es que de su espalda se asomen dos grandes alas de color blanco puro.

Sus ojos se abrieron más de lo que estaban antes —si es que eso era posible— dejó caer su celular al suelo cubierto sobre una alfombra color vino y apegó su espalda a la pared con sus manos fuertemente sostenidas a este.

— ¡Se va a caer! —Jeonghan corrió a imitar la acción del más alto, sosteniendo la pared con sus delicadas manos.

Por un momento Seungcheol quedó estático, tan solo miraba las grandes alas que salían de la espalda de aquella criatura, se veían suaves y pequeñas plumas estaban sobre su alfombra y sillón haciendo camino hacia el muchacho.

—Muy bien, es suficiente, llamaré a la policía, llamaré a todos —y siguiente acto, se encerró en su habitación dejando a Jeonghan con sus manos aún en aquella pared con cara de preocupación; solo esperaba que no cayera.

No sabía cuánto tiempo había pasado, pero no se había atrevido a hablarle a la policía.  Envió unos cuantos mensajes a su mejor amigo y aun no se atrevía a salir de su habitación, pero debía hacerlo, no podía quedarse escondido para siempre con una criatura fantasiosa en su sala de estar. Suspiró con pesadez, abrió con firmeza la puerta de su lugar de descanso y caminó a pasos temblorosos hacía donde se suponía que se encontraría Jeonghan; ahí estaba, cualquiera reiría con ver al chico aún con sus manos en la pared, pero claramente no era el momento.

Escuchó pequeños golpes al otro lado de su puerta, y rápidamente tratando de evitar al extraño chico se deslizó hacía esta y abrió con expresión afligida.

— ¡Jun! —Jaló al nombrado dentro de la casa con fuerza y cerró la puerta fuertemente haciéndola resonar por todo el hogar.

— ¡Espero que tengas una buena explicación, estaba viendo mi programa favorito, me haz interrumpido! —Jun caminó hacía la sala y detuvo rápidamente su andar— Oh, Seungcheol, no pierdes el tiempo. —Se volteó hacía su amigo moviendo sus cejas de manera pícara.

Seungcheol negó con sus manos rápidamente y jaló a su amigo aún más cerca del chico.

— ¡Es un ángel! —Apuntó a Jeonghan acusadoramente.

Jun levantó sus cejas y miró nuevamente al chico.

—Sé que es un ángel, es muy bonito, pero… —Se acercó al chico y quitó sus manos de la pared— ¿Qué clase de fetiche es ese, Seungcheol?

Si había algo aún más extraño aún, era que Jeonghan ya no tenía aquellas alas grandes y llenas de plumas que Seungcheol había visto hace un rato, ni siquiera estaban las pequeñas plumas que el chico había desprendido de sus alas, sino que, ahora solo estaba Jeonghan sentado en el sillón con sus manos adoloridas y mirando la pared con desconcierto.
Seungcheol se acercó al chico y revisó su espalda.

—Y por eso es que ninguna chica viene a visitarte. —Comentó Jun.

—Es en serio, este chico —apuntó una vez más a Jeonghan— tiene alas y apareció aquí –caminó hacia el sofá donde el chico había dormido y lo señaló— ¡estaba durmiendo y cuando desperté lo vi!

Jun soltó una carcajada y palmeó la espalda de su amigo con lastima.

—Búscate una novia —aconsejó— me retiro, tengo que buscar el episodio de mi programa por internet —puso sus ojos en blanco— ya que me lo perdí.

Y se fue sin más, con un Seungcheol mirando a Jeonghan curioso y el adverso mirando al más alto con una pequeña sonrisa.

Seungcheol rendido, se sentó lo más lejos posible del ángel y apoyó sus codos en sus rodillas mientras que miraba al chico con atención. Decidió finalmente ignorarlo, quizás era un sueño, como esos que tenía a diario; encendió el televisor y entrecerró sus ojos.

— ¡Wow! —Exclamó Jeonghan levantándose del sofá y dirigiéndose hacia la televisión con entusiasmo — ¡Una jirafa!

Seungcheol arqueó una ceja mientras que miraba a Jeonghan con extrañeza.

— ¡Wow! —Una vez más, el ángel pegó sus manos al televisor y sus ojos se iluminaron de la emoción.

Parecía un niño pequeño, y Seungcheol no podía negar que sí, le daba cierta ternura mirarlo tan sorprendido por cosas tan comunes y cotidianas del día a día; incluso al recordar como el más bajo sostenía con sus manos la pared creyendo que esta iba a caerse lo hacía soltar una diminuta sonrisa; aún así, no podría acostumbrarse a él, no podía tenerlo con él y debía obligatoriamente mantener una conversación pasable con Jeonghan para saber acerca más de todo el raro asunto.

Se levantó y caminó para detenerse a unos pasos a espaldas de Jeonghan y observar mejor la televisión. Pequeños animales de diferentes colores se encontraban en transmisión y un hombre narraba la historia de cada personaje.

Sonrió un poco con sus manos en los bolsillos, y al darse cuenta, borró su sonrisa, pensando en que debía deshacerse de aquella criatura.

Tengo Un Ángel En Casa / JeongcheolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora