10. Tormenta

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Yuuri había dormido profundamente esa noche. Su subconsciente había decidido premiarlo con sueños de Víctor, había soñado con su cara, su pelo, sus hermosos ojos de cielo y sus manos recorriéndolo. Entre suspiros abrió lentamente los ojos para encontrarse con su habitación iluminada con el claro de la mañana. Quería verlo, tenía la gran necesidad de volver a encontrarse con su amado después de días de tener que estar evitándolo por culpa de Sala.

Sintió su boca seca. Tenía sed pero muy a su pesar Mila no había dejado la jarra con agua que todas las noches colocaba sobre su mesita, así que tendría que bajar por un poco, se deslizó perezosamente fuera de su cama y se colocó la bata. Al salir de su habitación escucho unos ruidos provenir desde la habitación en donde se supone estaría su esposo durmiendo, así que decidió asomarse para ver que ocurría, abrió lentamente la puerta y tras una rendija pudo observar al conde; este se encontraba sentado en el piso de la habitación frente al espejo el cual se encontraba roto, murmurando palabras que no alcanzaba a escuchar, tenía el cabello suelto y al tenerlo largo no se podía observar bien su rostro. Le extraño de sobremanera ver su vestimenta ya que no era el habitual traje con corbatín y pantalones oscuros, ni tampoco su ropa de dormir, podía reconocerlo bien era una de sus camisones blancos, en sus brazos llevaba sosteniendo unas flores, no parecía el sin embargo no había duda de que era el conde. Toda esa escena le causó un gran escalofrió el conde parecía un fantasma o un desquiciado.

-¿Quién soy yo en realidad?- logró escuchar claramente al rubio mientras tomaba un pedazo de espejo y comenzaba a cortar su antebrazo. Yuuri cerró los ojos fuertemente a causa del miedo y la impresión que habían causado el conjunto de todas estas escenas, pero cuando los abrió de nuevo se encontraba en su habitación todo agitado, con su corazón acelerado y la luz del sol entraba en su máximo esplendor.

-Solo era un sueño....- dijo quedamente.- O quizá un recuerdo. Esta casa tiene algo extraño.- pensó. –

Después de eso no pudo dormir más, decidió levantarse y vigilar que su esposo saliera de casa para ir a visitar a Víctor, necesitaba dejarle en claro sus intenciones, por supuesto que sería difícil, el platinado al no estar acostumbrado a ese tipo de contacto quizá estaría cohibido, con temor y dudas acerca de toda esa situación.

Por mientras se hacía un poco más tarde decidió pasar tiempo en la sala de té. En su recorrido trato de encontrar a Mila que por lo regular a esa hora ya se encontraba como un torbellino por toda la casa, sin embargo recordó todo lo que había pasado la noche anterior.

- Quizá este en la cocina.- pensó y decidió ir en su búsqueda. Aunque no quisiera admitirlo la extrañaba y más que nada debido a que sus facciones, principalmente sus ojos le hacían recordar a su príncipe. Al entrar a la cocina logro divisar una espalda que conocía demasiado bien; llevaba cargando lo que parecía ser un cubo de leche y estaba platicando con la cocinera, una señora regordeta ya entrada en años.

- Buenos días Madeleine.- Interrumpió la plática. Víctor al notar su presencia sus manos comenzaron con un ligero temblor, sus mejillas se colorearon de rojo y volteo la cara a un lado evitando así tener contacto visual con Yuuri.

- Buenos días amo Yuuri. – contestó la mujer agachando la cabeza.

- Por favor ¿podrías prepararme una taza de té?.

- Si claro. – contestó con prisa.- Bueno Vytia te dejo luego continuamos con la charla.- dijo la mujer saliendo con rapidez.

- Buenos días Víctor. ¿Qué haces aquí tan temprano?- dijo el menor acortado la distancia entre ambos. Víctor apretó más el agarre de la cubeta.-

En el jardín de los secretos (VICTUURI) (Mpreg)Where stories live. Discover now