13. Solo Tuyo

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Había regresado al carruaje con el corazón desbocado y la cara ardiendo. Rogaba porque su sopor no fuera notorio para Yuri aunque con Otabek la cosa podría ser diferente ya que su naturaleza militar lo hacía muy perspicaz.

-Ya estoy aquí siento la tardanza. Dijo mientras subía al carruaje sin poder dar la mirada a los dos hombres.

-No te preocupes nos diste tiempo suficiente para acabar con nuestros asuntos.- El conde lo auxilio amablemente con su mano.

-¿Porque tan agitado Yuuri? ¿Ocurrió algo?- Podía mirar por el rabillo de su ojo que Otabek no apartaba la mirada de él.

-Nada. Solamente que al no haber servidumbre me he demorado en encontrar mi sombrilla.-

-Vámonos o se nos hará mas tarde.- Dijo exasperado el conde. Yuuri agradecía que su esposo no viera nunca más allá de sus propias narices, pero con Otabek siempre tendría que cuidarse.

- Nos vemos Otabek.-

-Nos vemos.- El caballo del moreno partió velozmente no sin antes dedicarle una fugaz mirada a la pareja que partía.

Una vez en el colorido pueblo el azabache no podía dejar de pensar en lo ocurrido, su mente divagaba y era imposible no sentir como si estuviera flotando mientras una boba sonrisa acompañaba su rostro al recordar cada momento.

Yuri se sentía satisfecho, ya que su creencia era que japonés estaba tan contento debido a su cita y a su compañía.

-¨Los donceles son bastantes simples. No puedo creer que con solo un poco de mis atenciones ya este así de contento¨.- pensó.

-Vayamos al restaurant. Ya hice reservaciones. Sé que no es para nada bueno comparado con los que íbamos cuando vivíamos en Londres. Pero sin duda es lo mejor de este lugar.-

-Disculpa.. ¿Decías algo?... así no te preocupes, cualquier cosa esta bien.- Dijo esbozando una sonrisa.-

Cuando llegaron los presentes no pudieron evitar lanzar miradas hacia la pareja. Miradas de sorpresa y admiraciones iban dirigidas hacia el azabache el cual ya estaba acostumbrado. Esto hincho el pecho del conde el cual le encantaba mostrar su poder y su imagen hacia la sociedad.

Un hombre bajito se acercó y los dirigió hacia su mesa justo con la mejor vista ya que se encontraba en uno de los balcones del lugar.

-Su orden señor.-

-El especial del día para ambos. Y por favor su mejor vino.-Una vez que se fue el mesero Yuuri dirigió una mirada de desaprobación hacia el conde.-

-¿No es muy temprano para beber?- Preguntó con dureza en su voz, ya que sabía que el libido del rubio se disparaba cuando bebía.

-Para nada querido quiero celebrar como es debido.-

-Por favor solo no te excedas.- pidió el japonés suavizando la voz.-

-Yuuri.... Tu actitud me está empezando a cansar. Tu solo eres mi esposo un doncel, así que calla y trata de disfrutar lo más que puedas.-Dijo quedamente pero con rudeza, tratando de que los presentes no notaran la pequeña discusión. Yuuri no respondió nada. Solo guardo silencio y rogo porque la noche llegara rápido.

El japonés observó que el conde apenas y probo su comida. Se había alimentado apenas con un pan y cuando menos pensó ya llevaba más de la mitad de la botella de vino terminada. Además de encontrarse ido y melancólico mirando por la venta, con la copa en su mano.

En el jardín de los secretos (VICTUURI) (Mpreg)Where stories live. Discover now