Capítulo 10

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_______ Gómez

¿Me beso? Púes claro idiota. ¿Porqué me beso? Pero aquí lo que importa es ¿porqué deje que me besara? Sinceramente no fue por pagar una deuda cual fue la de la apuesta, era algo más allá. Tal vez la situación en la que nos encontrábamos hizo que me saliera de mi papel. También debo admitir que besaba muy bien. Sus labios eran tan suaves, tan refrescantes y tenían un sabor exquisito.

Ahora nos encontramos caminando hacía su coche.

- ¿Te encuentras bien? -- me preguntó.

-Si. --respondí sin siquiera mirarlo.

Él solo asintió dudoso.

-Solo fue un simple besó. Además apostamos que me darías lo que yo quisiera. --dijo encogiéndose de hombros.

-No es eso. Estoy preocupada de qué mi madre se de cuenta que no estoy en casa, me chinga y se emputa cabrón. --mentí, pero no del todod también tenía esa preocupación.

-Es tu culpa. --me culpó y me gire para mirarlo seria.

- ¿Mi culpa? Tu fuiste él que me trajiste aquí.

-No te puse una pistola en la cabeza para que vinieras conmigo. --hizo un movimiento con sus manos en forma de "inocente"

Me quede callada, mierda me había ganado. Sonrió triunfante cuándo se dio cuenta de que ya no tenía nada que decir.

Llegamos al coche y nos subimos.

***

Paro él coche en frente de mi casa.

Una duda llego a mi cabeza.

- ¿Cómo supiste donde vivía? --le pregunté juntando mis cejas.

- Tengo mis contactos. --dijo y me guiño un ojo.

- ¿Ese contactó fue él chapo?

-Es mi tío y me lo respetas. --lo dijo tan serio que casi le creí.

-No mames. --negué divertida.

Tome la manecilla para abrir la puerta del carro.

-Espero no volver a verte. --dije y presione la manecilla para por fin salir pero Joel me detuvo del brazo.

-Eso no podrá. --dijo.

-Te odió. --le dije.

-El sentimiento es mutuo.

Me safe de su agarre y abrí por fin la puerta, salí del coche y me gire.

-Vete a la verga. --le dije por la ventana.

-Tu también. Pero con ese pantalón ajustado para verte mejor él culo. --empezó a reírse, encendió él coche y me guiño un ojo antes de arrancar el coche.

Me quede boca abierta. Era un cabrón de primera.

- ¡¿Donde andabas pinche _______!? -grito mi madre y me sentí culpable pues tañ vez había asustado a mis vecinos por mi culpa.

Me gire para enfrentar a mi madre.
Las mamás eran bien cabronas pero se les respetaba.

-Fui al rosario de la señora Maria para su esposó. --expliqué y empecé a caminar hacia mi casa. --Se terminó hasta ahorita.

- ¿Y quien era él que te vino a dejar? --me preguntó ya más calmada.

-Era un compañero, me lo topé cuándo venía caminando para acá. --le dije.

-A mi no me haces pendeja. --me dijo y empecé a sentir nervios. ¿sera que me había descubierto? --Tu solo fuiste al rosario a tragar. Y fuiste tan culera que ni siquiera me trajiste nada. ¿Qué dieron hoy? ¿Tamales?

-Solo dieron refresco y galletas marias.

- ¿Enserio? No lo puedo creer. --negó repentinamente. --Esa señora es bien mamona. Nosotras estamos más fregadas que ella y hasta yo daría algo mejor. Mínimo frijoles o quesadillas. e quejo.

Yo solo asentí para darle la razón.

-Orale metete a la casa. --señala la casa.

Caminé hacia la casa y corrí escaleras arriba. Llegue a mi cuarto y me tire a la cama. Había sido un día muy largo, muchas cosas habían pasado. Pero no puedo decir que fue el peor porqué mañana sería otro día.

Joel Pimiento Where stories live. Discover now