Capítulo 63

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__________ Gómez

—Ya comete tu bolillo. —le ordené a Joel.

—Pero dame leche.

—Vez por ella.

—No, tú. —pidió.

— ¿Por qué yo?—arque una ceja.

—Porque tú tienes la receta, la fórmula secreta.

Rodee los ojos divertida.

  Fui hacía el refrigerador, tomé la leche entre mis manos y le serví a Joel en un vaso.

El la tomó y vertió su bolillo en ella.

—Cuando llegue tu madre me iré. —me dijo.

—No, quédate, no me dejes sola. —pedí.

No quería estar sola cuando le pregunte a mi madre sobre la declaración que Petra me había hecho.  

—Creó que van a necesitar privacidad morenita, con gustó me quedaba pero es mejor que platiquen a solas.

—Pero... ¿qué le voy a decir?—lo mire pidiendo ayuda.

—Platícale sobre lo que te dijo Petra y pregúntale que si es verdad. —me miró. —pero pues como quieras, tú decides. —se encogió de hombros.

—Hay no, solo me dices eso porque si la cago no quieres que te voy a echar la culpa.

—No, claro que no. —dijo nervioso.

Sacó el bolillo del vaso con leche con intenciones de llevarse a la boca pero cuando lo levantó este cayó de nuevo dentro del baso desmoronándose por completo.

La cara de Joel era única.

—Todo se derrumbó dentro de mí, dentro de mí. —tocó su pecho.

—No seas tonto. —negué divertida.

—No me digas tonto. —se cruzó de brazos ofendido.

Si claro, iluso.

—Tonto, marica, feo, pendejo, hijo de...—todos mis insultos hacía el fueron ahogados con sus labios.

Él sabía que yo era así con él, mis insultos eran dichos con amor.

Mucho amor.

Apretó su cuerpo al mío, sin dejar espació de aire entre nosotros.

Mi espalda golpeó el mostrador y Joel me cargó para que me sentara ella. Mis manos enredadas en su pelo mientras que el abría mis piernas para dejarle paso entre ellas, masajeo mis piernas suave y delicadamente.

Fuimos interrumpidos por un celular, al parecer era el de Joel.

Enojado lo tomó y contestó.

Yo me baje del mostrador y camine hacia el sillón.

Segundos después el sentó a mi lado.

—Está bien, yo lo veo, pendejo. —colgó.

— ¿Quién era?—le pregunté.

—Era un amigo, quiere que vea un vídeo. —dijo poniendo el vídeo. — ¿Lo quieres ver? —me preguntó.

— ¿De qué trata?

—La verdad no...—sus palabras fueron interrumpidas por gemidos.

En efecto, eran ¡GEMIDOS!

— ¡A la mierda!—Joel se asustó púes el volumen estaba muy alto. Los gemidos de la tipa lo asustaron. Su celular casi caía el suelo junto con él. —Maldito Christopher. —se quejó.

Yo comencé a reír.

— ¿Por qué te mando eso?

—No lo se, pero siempre me hace esto.

—Son unos idiotas. —negué divertida. — ¿Quieres ver una película? —pregunté tratando de que ignorara la situación anterior.

— ¿Cuál?

—El tiburón asesinó. —dije emocionada.

— ¿Y de qué trata?

—De una mariposa que no encuentra a su madre. —dije seria.

Su pregunta había sido muy tonta.

De repente la puerta se abrió.

Y mi madre entro por está. Mire a Joel, él se paró del sillón.

—Me tengo que ir. —me dijo.

Yo sólo asentí nerviosa.

—Todo saldrá bien, me llamas más de rato. —murmuró.

—Cuídate. —le di un pequeño beso en los labios.

— ¿Ya te vas Joel?—preguntó mi madre a mi novio.

—Si señora, mi madre me espera en casa. —dijo.

—Bueno pues, cuidado en el camino, nos vemos después. —dijo mamá.

—Claro que si señora.

—Nos vemos morenita.

Yo sólo me despedí de el con la mano, salió de la casa y caminó hacia su coche, cerré la puerta y me gire para mirar a mi madre.

—Tenemos que hablar mamá.


Joel Pimiento Where stories live. Discover now