Capítulo 45

1.6K 195 46
                                    

Primera vez en la historia que hay capítulo serio y sad... bueno

[Joel Pimentel]

Estaba atenta, parada sin mover ninguna parte de su cuerpo tal vez analizando lo qué había visto. 

-____________...-susurré. 

Dio un pasó hacia atrás y yo uno hacía adelante. Dio otro más y empezó a correr. ¿Corría de mí? Ó ¿Corría de la imagen qué había visto? Cualquiera qué haya sido la razón, tenía que controlar mi impulsó de ir tras de ella, no podía hacerlo. Si hiciera caso a todos mis impulsos Hitler estaría orgulloso de mi.

Tal vez su rostro, su bello rostro triste por mi culpa, y no lo quería ver. Sabía muy bien qué ella tenia sentimientos por mi, lo sabía muy bien. Yo era demasiado estúpido y ella seguía hay, soportandome. 

Ahora se cómo se siente querer algo, que hasta duele pensar qué pase lo qué pase jamas vas a lograrlo. ¿Sabes que se siente abandonar algo qué nunca tuviste? 

Lo siento, no puedo. Hitler te he decepcionado.

Corrí hacía la misma dirección qué ella. Corrí lo más rápido qué pude. Me sentía cómo en un partido de fútbol, tenia qué alcanzara. Ella era mi meta. 

________________ se detuvo un poco a tomar aire así que aproveche en momento y corrí aún más rápido, la tomé de la cintura y la metí juntó conmigo al cuarto del conserje. 

-Sueltame...-su voz sonaba frágil. Me empujó hacia atrás, no quería nada de mí.

-No sin qué antes me escuches. -pedí, la tomé de los brazos para qué no se siguiera moviendo, la pegué contra la pared para qué esta no pudiera escapar de mi. 

-Dejame explicarte, lo qué pas.....

-No. -me interrumpió. -No tienes nada ni porqué explicarme. -dijo fría. 

-Siento qué tengo que explicarte, no puedo dejarte así, tengo qué darte mis motivos, tengo qué hacerlo. -confesé. Tomé su barbilla e intenté subirla para qué está me mirara a los ojos.

Mi intentó fue inútil, se negaba a levantar la mirada. 

-No me importa...-su voz empezó a bajar. 

Sentí cómo algo algo húmedo tocaba mi mano, eran lágrimas. 

Mierda no. 

Me siento mierda, me siento un hijo de puta, porqué justamente ahora el puto karma a decidido venir. Puto Karma ahora si te pasaste. Tantas veces que hice llorar a chicas, tantas veces que ignoraba si les rompía el corazón o no, ahora viene ella, ahora se lo rompo a ella y me siento mierda.

Pareciera qué me lo estuvieran rompiendo a mí. 

Pero si sentir un puto dolor en el pecho,significaba eso. 

Ahora se qué se siente. 

Preferiría mil veces ser golpeado qué a sentir esto. 

-Yo...yo..._________, yo lo siento. -las palabras no salían claras de mi boca. 

-No, no digas nada. No lo sientes ni yo tampoco. -dijo. 

-Entonces, ¿Qué sientes? -pregunté. 

-Nada, ya te lo dije. Nada. -se secó las lágrimas. 

Era muy mala para mentir, era pésima.

-Mientes. -le dije. 

-No.

-Si. 

-No. 

-Si mien...

- ¡TE QUIERO MIERDA, TE QUIERO! -gritó en mi cara con dolor. 

Y esta imagen de ella quedara en mi memoria por el restó de mi vida para atormentarme, para ir conmigo y decirme lo idiota que fui.

Rota de amor, llorando por mi. 

-Yo..yo...-no sabía que decir. 

Era un completo Marica qué no quería confesar sus sentimientos, aquellos que le daba miedo sentir.

-Yo no pedí sentir esto por ti...-empezó a hablar ________. -Cada día que pasaba juntó a ti me sentía bien, me sentía diferente, fue confuso, fue raro, pero mis sentimientos por ti fueron sinceros, esa fue mi manera de quererte. Y ahora no se que hacer con esto, tengo la estúpida necesidad de tenerte a mi lado cada segundo, de saber si estas bien, de amarte...fui una cobarde, pero se que tu también lo fuiste, tú...-cayó unos segundos. -Tú dijiste que estabas enamorado de mí, y cómo estúpida me lo creí. 

Callado, me quede callado, no sabía que decir. 

Así qué ella volvió a hablar; 

-Fue el día que te emborrachaste y fuiste a mi casa, ese mismo día me lo confesaste, sabía qué no debía hacerme ilusiones, tú estabas borracho y no sabias lo qué decías. -su voz cada vez bajaba más. -Y a pesar de aquello, tu cada día me dabas motivos para creerte. Tus atenciones, cuándo me hablabas bonito, cuándo me salvaste...-bajo su mirada. -Y fui una verdadera idiota, lo siento. 

-Yo, yo de verdad...yo no mentía ese día. -le dije.

-Callate, no digas eso ahora, complicas más las cosas. -negó. 

-Pero es que...es la verdad. 

-No puedo creerte. -me dijo. 

- ¿Porqué? 

-Tú...tú te besaste con Petra. 

-Pero yo...-me interrumpió.

-Ya te dije qué no hay nada qué explicar, nunca hubo un nosotros, nunca tuvimos nada para qué me expliques, no quiero ni me importa saberlas. -dijo un poco molesta. 

-Sabes perfectamente que hubo algo extraño entre nosotros.....-Nada no hubo nada. -plantó. -Es mejor qué me dejes sola, ve con Petra y se feliz. 

-No puedo ser feliz con alguien a quien no quiero. -dije.

-Haz lo que quieras, a mi ya no me importa. -dijo y se soltó de mi agarré, abrió la puerta y salió detrás de que esta se cerrara. 

Y ella había sido la forma más triste y más bonita qué tuvo la vida para decirme qué no se puede tener todo.

Joel Pimiento Donde viven las historias. Descúbrelo ahora