capítulo 14. Más que un chico 4ta. parte (Final del maratón)

6.3K 306 14
                                    

Me encuentro en el bosque, sentado a la orilla del estanque que Lussian y yo descubrimos cuando eramos niños.
¿Por qué me habrá hecho esto? El era mi mejor amigo, mi confidente, mi compañero de travesuras cuando eramos pequeños; ¿Por qué se hizo un hombre serio y amargado? ¿me convertiré en eso algún día?

- Tu ya eres un serio amargado...
- Si pero, Lussian es distinto...

Estar en este lugar, me resulta relajante, los pinos transmiten paz, todos ellos, me envuelven convirtiendome en niño denuevo.
- Todo seria distinto si ella estuviera aquí - digo observando hacia arriba, inhalando el olor del bosque.
Camino hacia el castillo, ya que aun tengo cosas que hacer.
Al llegar, siento una vibra distinta, tal vez la traje del bosque.
Voy por el jardín que se encuentra detras de mi despacho y entro por la puerta de cristal que se encuentra en el.
Me siento en mi escritorio y en ese instante el teléfono suena.
- Residencia Heinsbek- respondo.
- Hola Dominnick- me saluda una mujer con la voz quebrada.
- ¿Anabelle? - pregunto. Hace tanto tiempo que no se de ella.
- ¿Cómo estás? - me pregunta y parece que intenta contener el llanto.
- Bien - le contesto cortante. No caigas en su juego.
- Me alegro en verdad- me dice y suelta una pequeña risa sin ganas.
Manten tu postura Dominnick.
- Eh, ¿que se te ofrece?- le pregunto.
- Nada, solo, quería escuchar tu voz, y saber que estés bien- me contesta.
- ¿No te basta con Lussian? Olvídate de mi, ¿Quieres? - le digo y cuelgo el teléfono. Lo sostengo por unos segundos intentando controlar todos los sentimientos que provocaron esta llamanda.
- ¿Joven Heinsbek?- pregunta Margareth en la puerta.
- Hola Margareth, ¿que pasa? - le pregunto e intento alejar la oleada de momentos que comenzaron a invadir mi mente.
- ¿Está bien señor? - me pregunta preocupada.
- Realmente no, pero, ¿Qué se le puede hacer? La vida no es fácil- le digo y me paro de la silla.
- ¿Y Luciana?- le pregunto y su rostro se ilumina.
- Ya viene en camino, tal vez llegue en unos 20 minutos- me responde.
- Perfecto, quiero saber en que se convirtió esa pequeña pecosa con la que jugaba de niño- le digo y por primera vez en casi 5 meses, sonreí.
En ese instante se escuchan voces en el recibidor.
- ¡No puede ser, llego antes! - exclama Margareth con emoción y sale casi corriendo.
Solo niego la cabeza y la sigo. Cierro la puerta y me quedo parado al ver un reencuentro familiar muy conmovedor.
- Hola mi niña te extrañé tanto- le dice Margareth a una pequeña chica.
- Igual yo abuela- le dice y su voz me sorprende, habla exactamente igual que hace 13 años.
- ¿Y dommy? - le pregunta. Es mi apodo de familia.
- El joven Heinsbek esta...
- Hola Luciana, encantado de volver a verte- le digo saliendo de las tinieblas.
- ¡Dios dommy! - exclama la peliroja corriendo hacia mi y me abraza.
- Hola pecosa- le digo y la abrazo. Al tener contacto con su piel, una corriente recorre todo mi cuerpo y me hace sentir diferente.
- Luciana- le dice Margareth y esta se separa de mí.
- Oh, si, lo siento- dice y sonrie apenada.
- No tienes que disculparte, nos conocemos hace años- le digo y vuelve a sonreír.
- Bien, Luciana, te mostraré tu habitación para que te instales- le dice Margareth y sube las escaleras.
- Y tu, me tienes que platicar de tu vida eh, aun sigues siendo mi mejor amigo - me dice Luciana y sube corriendo las escaleras.

1 mes después...

Los dias pasan rápido, cada día la herida se cierra un poco, cada día, su rostro no esta en mi mente; pero a la vez, un odio profundo crece en mi, que aveces me da un poco de miedo.
Luego de llenar unos formularios de una joyería de mi padre, me dispongo a buscar a Luciana, por lo que se, fue al pueblo a surtir la despensa con ese tal Lohan, mi chófer, ese chico le coquetea mucho a Lucy, cosa que me molesta un poco.
Camino hacia la cocina en busca de un refrigerio y me encuentro con una Luciana cargada de bolsas.
- Hola dommy- me dice y deja caer las bolsas.
- Hola lucy- le respondo y abro la nevera.
- Estas son las últimas lindura- escucho decir a Lohan en la entrada de servicio.
- ¿Lindura? - le pregunto y cierro con fuerza la nevera.
- Buen dia señor Heinsbek- me saluda nervioso.
- No se permite relaciones afectuosas entre el personal, ¿Si lo recuerdas no? Nada de apodos, ni demostraciones de afecto, ¿Entendido?- le pregunto serio al chico, que realmente es un año menor que yo.
- Si señor- me responde y se retira.
- Wow, te estás volviendo muy maduro amigo, pero, gracias por decirme que solo soy del personal- me dice Luciana y sale de la cocina hacia el recibidor.

Si amoWhere stories live. Discover now