capítulo 27. dulces pensamientos

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Luciana

El verlo tan feliz junto a ella me lastima, el verlo tan cómodo, el realmente no se merece a esa chica, el simplemente es un monstruo, ¿Por qué los malos tienen un final feliz?

Observo a Dominnick irse con Leisy del castillo, ¿pero qué demonios le pasa a esa chica? ¿acaso no se da cuenta del error que está cometiendo?
Dominnick, oh mi dulce Dominnick, duerme dentro de ese monstruo que es ahora. Si tan solo yo hubiera llegado antes, lo hubiese salvado, yo estaría en el lugar de esa mojigata.

-Ella no se lo merece, el debería ser mío – le digo con odio a mi abuela.

-Luciana, el joven Dominnick está muy lejos de tu alcance – me dice tomándome del hombro alejándome de la ventana.

-En eso te equivocas, Leisy no es más que yo, el amo me pertenece – le digo poniendo las manos en puño. Es una chica estúpida, derramando miel, irradiando amor por mi Dominnick por cada uno de sus poros, la odio, ojalá nunca hubiese llegado al castillo.

-¿Qué cosas dices niña? El joven Dominnick nunca te perteneció ni te pertenecerá, métetelo muy bien esa cabeza de niña ingenua que tienes – me dice mi abuela dándome un vaso de agua.

-Bébela y tómate lo que se te recetó, no quiero más dolores de cabeza de tu parte – me ordena mi abuela y sale de mi habitación.

-¿dolor de cabeza? Ella es mi dolor de cabeza
-Deberíamos de darle motivos para un verdadero dolor de cabeza
-La detesto, la odio con todas mis fuerzas
-Dominnick, mi amado Dominnick, ¿Por qué no te fijas en mí? ¿Por qué la prefieres a ella?...
-Ella es mucho mejor que tu
-¡no lo es! ¡ella nunca le dará lo que yo le doy! ¡ella jamás le dará lo que yo le di!

Lagrimas ardientes recorren mis mejillas.

-¿Por qué ya no me deseas? – susurro y toco mi cuello - ¿Por qué? – concluyo y lo aprieto un poco.

Recuerdo las noches en el sótano, recuerdo cuando me hacía suya, recuerdo sus golpes gloriosos, sus besos mojados, sus órdenes, su mirada fría sin sentimiento alguno, todo el, era un amo, mi amo, mío.

-Hasta que llamaron por tu llegada – digo con odio pensando en Leisy.

-Dijeron que vendría una chica, en ese momento Dominnick se alejó de mí, dejo de buscarme, incluso intente hacer lo mismo, así me desearía, me buscaría y me haría suya, pero no fue así – digo con rabia.

-Aunque – suelto una risita tímida – los golpes no se extinguieron del todo – digo saboreando cada sensación de moretes aun vivientes en mi piel.

-Deberíamos apartar a esa zorrita del camino
-Si, deberíamos de alejarla de mi Dominnick, al final de cuentas, ella es insignificante
-Deberíamos de dejarla descansar de él
-Dejarla descansar, un descanso eterno

-Luciana – me llama mi abuela.  Suelto un suspiro y sonrió.

-Dime abuela – le contesto.

-Ayúdame en la cocina, el joven Dominnick pidió cena especial y la llevara al bosque, cenara con la joven Leisy, así que, apresúrate – me dice mi abuela y me toma del brazo, sacándome de mi habitación.

-¡Cenara con nuestro amo en el bosque!...
-¡es una maldita! Dominnick es mío!
-Tenemos que apartarla del camino, no debemos dejar que cambie a nuestro amo
-Mi amo, mi querido Dominnick...

-Luciana, ¿te tomaste las pastillas? – me pregunta mi abuela mientras deja una olla con papas en la estufa.

-No – le contesto cortante.

Si amoWhere stories live. Discover now