Capítulo 30. Regalo de cumpleaños

7.5K 348 87
                                    

¿Es posible que las personas cambien de manera repentina? Me es irreal ver a Dominnick  tan cambiado, hay veces que las cosas marchan tan bien, que la vida tiene que hacerte volver a la realidad  con un balde de agua fría, ¿Pesimista? ¿Negativa? No, mas que nada, soy realista.

Las ideas surgen muy temprano en mi habitación, incluso aun no salgo de mi cama y mi cabeza esta maquinando a mil por hora.

- ¿Cuál es el problema ahora?

- Dominnick esta tan cambiado que asusta...

- Tal ves solo quiere que bajes la guardia...

- ¿Pero la guardia de qué?

- Oh, parece que has olvidado que no hace mucho te propuso ser su sumisa y que firmaste un contrato y bla bla bla

- Eso fue antes de...

- ¿Luciana? o ¿Tu intento de suicidio?

- No fue un intento de suicidio...

- Sea como sea, no bajes la guardia...

- ¿Y si en verdad cambió?

- ¿De la noche a la mañana? No es muy probable, ponlo a prueba, sin que se de cuenta y lo sabrás...

Me levanto de mi cama y camino hacia la terraza, el aire es tan helado que me eriza la piel. Observo los pinos e inhalo su aroma, el verdadero paraíso.

Escucho que llaman a la puerta y entra la señora Nora con una charola.

- Buenos días señorita Leisy - me saluda y deja la charola en mi mesa de centro.

- Buen día Nora - le respondo cerrando la puerta de la terraza, ¡demonios esta helado! y yo con mini bata, bien Leisy, muy bien.

- Té de hierbas - me señala la taza y hace una especie de reverencia.

- No es necesario que hagas eso Nora, soy una simple mortal - le digo un poco apenada.

- Oh, está bien, ¿Cómo amaneció hoy? - me pregunta amable.

- Excelente, ¿Y usted? - le pregunto sentándome en el sofá tomando mi taza de té.

- Muy bien, solo con mucho frío - me responde, pero continua - el joven Dominnick me comentó que contaba con un estudio aquí en su habitación y me dijo que le preguntara si quiere que yo me encargue de la limpieza o usted - concluye.

En mi mente se posan los retratos nada decentes de Anabelle y mis bocetos de Dominnick y me sonrojo.

- Me apena un poco, no quiero causar molestias - le contesto encogiéndome de hombros.

- Oh para nada, no es ninguna molestia, usted me dice que es lo que debo hacer y lo haré - me responde ofreciéndome una tierna sonrisa. Me recuerda mucho a nana.

- Si, claro, venga - le digo y me dirijo a la puerta del estudio.

Un olor a oleo y pintura envuelve mi nariz. Es tan tranquilizante.

- Bueno, solo, seria barrer y limpiar de ves en cuando, realmente no hago desorden, cuando pinto, tengo la costumbre de limpiar después de terminar - le comento y señalo las repisas.

- Realmente tiene mucho talento señorita - me dice ofreciéndome otra tierna sonrisa, observando la pintura de Dominnick casi terminada. ¿Se lo dirá a Dominnick? Espero que no, me moriría de vergüenza, aunque tarde o temprano los vera, si es que ya lo ha echo.

Salimos del estudio y me envuelvo en mi frazada, veo a Nora se encamina a la salida, pero se detiene en la puerta.

- ¿Qué desea desayunar? - me pregunta y me mira con dulzura.

Si amoWhere stories live. Discover now