No. 16 || They make us Specials

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Tim transfirió el dinero de su cuenta y bajó la pantalla de la laptop, al tiempo que suspiraba. Su habitación estaba limpia por una vez en varios meses, lo había ordenado toda la noche anterior.

–Amo Timothy, el Señor Bruce requiere su presencia en la planta baja –Alfred se asomó por la puerta.

Tim apretó los labios. Había estado practicando los últimos días desde que salió del hospital, pero aún le era imposible mantener cualquier clase de contacto humano sin que sus ojos se llenaran de lágrimas. Hablar con los demás, verlos realizando sus actividades cotidianas, eso le hacía recordar que el mundo seguía girando. Y él no estaba preparado para ello.

–¿Amo Timothy? –Alfred le llamó de nuevo.

Los pulmones de Tim se llenaron de aire de golpe, había olvidado respirar otra vez.

–Sí, ahora bajo –respondió, asintiendo trémulo–, gracias Alfred.

El mayordomo le observó un segundo, antes de salir con una pequeña reverencia de reconocimiento. Tim agachó la cabeza, dejando que dos lágrimas rodaran por sus mejillas. Posó la vista en su computadora y luego en su maleta recién hecha.

–Ve antes de que mi padre venga y vea lo que estamos tramando –Damián habló desde su escondite tras las cortinas que bailaban frente al balcón.

Tim mordió su labio inferior, no quería ir, no sabía cómo moverse. Su cuerpo se meneaba sentado en donde estaba, amenazaba con dejarse caer en las mantas y convertirse en un montón de flores sin sentido ni gracia, justo de la forma en que Tim se sentía.

–Drake –Damián le llamó de nuevo.

Él tragó saliva y asintió. Porque tenía manos, y pies, y un cuerpo fatigado que no podría dejar de existir por más que él lo deseara en ese momento.

–Te encargo los detalles del viaje, recuerda que Jason necesita una identificación falsa y–

–Drake –le interrumpió Damián, mirándole de manera casi amable–, ve tranquilo, me encargaré de lo que falta.

Tim asintió, reteniendo el llanto de nuevo, y salió de la habitación.

Bruce acababa de llegar del hospital, pero no parecía cansado en lo absoluto. Caminaba de un lado a otro del vestíbulo, hablando entre dientes. Las noches en vela, la sobre carga de estrés, todo parecía estarlo carcomiéndole vivo, evitando que lograse detenerse un rato. Tim sabía lo que le ocurría. Bruce estaba asustado del cansancio.

–¿Me llamaste? –Tim bajó a través de la escalera, luciendo tan apacible como siempre.

Bruce asintió y esperó a que ambos estuvieran frente a frente.

–Dick será transferido al hospital de Metrópolis mañana por la mañana –dijo. Directo, frío. Timothy asintió–. Yo iré con él, así que ambos estaremos fuera por un tiempo –hizo una pausa como si esperara que Tim tuviese la insensatez de preguntar por cuánto, pero no lo hizo. Bruce continuó–. Tú y tus hermanos deberán seguir con el cumplimiento de todas sus responsabilidades de manera adecuada ¿De acuerdo?

Tim asintió, sosteniendo la mirada de su padre por un momento antes de apartarla. Bruce tomó eso como el fin de la conversación y se dio la vuelta para dirigirse a la salida.

–Iré al hospital a hacer los últimos arreglos –dijo. Tim relamió sus labios, tratando de reunir valor para hablar. Bruce agregó: –Volveré en la noche para hablar con Jason –dijo–, hasta entonces.

Tim le observó alejarse, apretó los puños y tomó un corto respiro antes de contener el aliento. No respirar se sentía asombrosamente bien últimamente.

Batfamily One Shots || Son AdoptadosWhere stories live. Discover now