No. 31 || Do thir Dileas Fhein

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Nota: No he olvidado el cap que comentaron, ya está cociéndose.

Nota 2: Recuerden que esto es un AU, tomo de los cómics lo que creo que es conveniente, lo que no lo ignoro o lo cambio a fin de que la historia sea más como la imagino y lleve el orden que necesito para que todo se de.  

Con cuidado, su abuela lo sentó en sus piernas, mientras cantaba una melodía en voz baja. Las campanillas de viento se movían sobre los cabellos blancos de ella, mientras él los miraba ausente. El viento soplaba y el bosque subía por la montaña. Dos pequeñas hojas volaron de los árboles hasta perderse en el cielo.

Esa es la imagen mental que Tim tiene de su infancia.

Los cabellos blancos de su abuela, las campanillas de viento, las hojas verdes y el cielo que se fundía con aquella vieja melodía en sus oídos.

–Todo va a estar bien –las palabras suenan borrosas en su memoria, pero ahí están; dulces y pacíficas como un palo de lluvia–. Va a doler, pero todo sanará al final. Lo prometo, pequeño caraballete, todo va a sanar al final.

Y su abuela seguía cantando con su voz antigua y raspada en los bordes, como una cascada que corre entre las rocas. Un susurro que nunca termina de sonar en su memoria. Aun cuando su abuela murió y él fue enviado a Estados Unidos con sus padres. Aun cuando ellos también se fueron. Aun entonces, en su mente, su abuela seguía cantando.

–Sun and moon guide us to the hour of our honor and glory.

Tim abrió los ojos y miró a su lado. El cabello rubio sobresalía de las mantas que cubrían por completo a su esposa. Sonrió y se puso de pie. La noche era tranquila, la luna brillaba. Observó afuera y suspiró, mientras comenzaba a caminar hacia la puerta de su habitación.

La casa de los Drake era un lugar lindo. Nada más que una casita de madera con un huerto en el jardín y luces de mantequilla en los pasillos. Las paredes tenían fotos, cada retrato repleto de ojos azules y sonrisas sobrias. Hubo un tiempo en el que una de ellas brilló más que todas y dolió como ninguna podría hacerlo. Sin embargo. Sin embargo, Tim tenía treinta años ahora y esa sonrisa ya solo era un recuerdo; alegre, triste algunas veces, pero hasta ahí.

Bajó a la cocina, encendiendo las luces conforme avanzaba. Él ya no era un vigilante nunca más, solo un hombre joven de familia, un profesor de aritmética apuesto y un hermano de esos que te marcan para decirte el más mundano de los comentarios. Tim era feliz.

Abrió el refrigerador y se fijó en las sobras que había aquí y allá. La comida seguía siendo un reto para él, pero, no como antes. Y es que es curioso, lo diferente que el ahora puede llegar a ser de un antes que creíamos sería eterno y en el presente apenas recordamos. Tomó una rebanada de tarta, un sorbo de agua y volvió escaleras arriba.

Apenas cubrió sus piernas con los edredones, un pequeño llanto se escuchó.

–Tu hija te habla –adormilada, Stephanie anunció aun bajo las mantas.

Tim arqueó una ceja.

–Creí que habías dicho que, si era niña, sería toda tuya.

–No cuando es de madrugada –Steph repuso y Tim no tuvo más que suspirar.

–Si no las amara tanto a ambas... –se quejó a medio gemido, mientras se esforzaba por obligar a sus ya no tan ágiles piernas, a volver a ponerse en pie.

Para cuando salió de la habitación, Stephanie estaba roncando de nuevo. Tim negó y entró a la pieza de su pequeña. Jason y él habían pasado semanas arreglando esa recamara hasta hacerla una especie de paraíso con un móvil de grullas de papel sobre la cuna. Damián y Steph habían pintado un jardín en sus paredes, y puesto una pecera en una esquina.

–Hola, pajarillo –saludó, al tiempo que se inclinaba para tomar a la llorosa bola de mantas en brazos–. Con que tenemos el reloj volteado de nuevo ¿No es así? –la bebé lloró–. Venga, papá está aquí, papá está aquí.

Con cuidado, comenzó a mecerse con su bebé en brazos. La luz de la luna entraba cálida como un arrullo por la ventana. Los árboles de cerezos habían dejado sus flores caer hace unas semanas, la primavera había pasado.

–Shhh, hermosa –musitó–, todo está bien, pajarillo... todo está bien –acarició la pequeña cabecita y su voz se quebró sin razón aparente.

Eso le pasaba a veces.

Apretó los labios, al tiempo que sus ojos se llenaban de lágrimas. Una campanilla de viento vino a su memoria. Unos cabellos blancos y una canción de cuna que ya no recordaba. Solo que lo hacía. Nítida y clara, ni su abuela ni Richard Grayson habían dejado nunca de cantarla en su memoria.

Little baby, hear my voice, Beside you, o maiden fair, Our young lady, grow and see –susurró, su hija acurrucada en un llanto cada vez más débil sobre su hombro–. Your land, your true land here, Sun and moon, guide us... To the hour of glory and honour...

Su abuela acarició su cabello en un suspiro de recuerdo.

"Todo va a sanar, pequeño caraballete".

Dick le miró, lleno de ternura. Ambos, él y su abuela, estaban en el mismo lugar.

"Todo está sanando" su hermano le aseguró y sonrió.

Tim sorbió su nariz, asintiendo y siguió cantando.

repitió las últimas líneas un par de veces, hasta que la bebé se quedó dormida, y la recostó en su cuna de nuevo.

Miró hacia afuera donde no había un bosque ni una montaña, ni campanillas de viento. Miró a donde la primavera ya había terminado y la luna iluminaba las hojas verdes en los recuerdos que ya solo eran recuerdos. Recuerdos que aún vivían, como las personas que mantenía en ellos. Miró y dejó de mirar para girarse hacia la cuna.

Su pequeña dormía a pierna suelta, de forma destartalada como su madre. Acomodó las mantas sobre el diminuto y a la vez rechoncho cuerpo y sonrió.

–Duerme, pajarillo –musitó, sus ojos llorosos, pero de una manera dulce y difícilmente tan triste como hacia algunos años. Porque todo seguía doliendo, pero lo hacía de maneras más bonitas, de maneras que estaban sanando–. Te amo, Rachel Gray. Nunca lo olvides.

Little baby,

Our young lady,

Noble maiden fair.

*


Gracias a todos por sus mensajes de apoyo en el anuncio pasado, de verdad soy muy nerviosa y me siento muy mal cuando creo que pude herir los sentimientos de alguien. Los amo, gracias por leer y apoyar esto ¡Besos! 

Batfamily One Shots || Son AdoptadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora