Especial || Adelanto "Los 29 Días más Dolorosos"

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NOTA: Este es un capítulo de adelanto de lo que será la continuación de este fic, como un tipo teaser se podría decir (les dije que se me iba a pasar la depre). Muchas gracias por todos los mensajes de apoyo que recibí, no sé qué haría sin ustedes chicos ¡Son sensacionales! Más tarde tendrán una actualización de un cap que ¡Oh, sorpresa! No es tragedia. Wow. 

Los amo, gracias por leer. 

***

 –Las estrellas... –Tim musitó. Su espalda contra el pasto, la camisa azul resbalando por su piel pálida–, lucen diferentes.

–¿Más brillantes? –Dick preguntó, ambos brazos tostados bajo su cabeza.

Tim hizo un gesto.

–Verdes... más bien.

–¿Verdes?

Tim asintió. Dick miró al cielo.

–Quizás porque es un sueño –sopesó.

–Quizás.

Ambos se quedaron callados. Gotham de pie en el horizonte, el aire frío soplando los negros cabellos de ambos hermanos. El viento olía a pasto húmedo, el invierno se sentía cerca.

–¿Crees que haga mucho frío este año? –Dick preguntó, sus ojos azules llenos de cielos al anochecer. Tim pensó en que eran hermosos. Luego, pensó en que no eran reales.

–Todos los años hace frío desde que te fuiste –respondió de cualquier manera.

Dick hizo un sonido, sus labios entreabiertos, un poco de sus dientes asomándose bajo el corazón y sus pestañas negras tan nítidas bajo las pobladas cejas.

–No sabía que me extrañarían. No así.

Tim arrugó el ceño y se giró hacia él.

–Sí lo sabías –dijo, sus ojos observando la fina línea negra que dibujaba la figura de su hermano contra el cielo–. Lo sabías... y aun así te fuiste.

Dick sonrió, girándose hacia él con sus ojos tristes.

–Tim –murmuró su nombre como si este fuera una explicación, o una disculpa suficiente para el agonizante dolor que estaba sintiendo.

Pero, no lo era.

Los ojos de Tim sostuvieron la mirada de su hermano, negando.

–¿Por qué lo hiciste? –inquirió, su voz no más alta que un susurro, cuidadoso de no despertar.

Dick apretó los labios, sus ojos tan injustamente tristes.

–No quería hacerlo –dijo–, yo no quería irme, Tim.

Timothy tragó, sus ojos llenos de lágrimas al tiempo que desviaba la vista a sus manos laxas sobre el pasto.

–Pero, lo hiciste. Te fuiste de todas formas –dos lágrimas cayeron y, seguidas de estas, más y más comenzaron a resbalar por sus mejillas hasta que estas estuvieron empapadas y Tim estuvo sollozando, completamente rendido.

–Tim –dos estrellas fugaces surcaron el cielo, de nuevo, Dick murmuró su nombre como una especie de disculpa. Una de sus manos perladas se acercó hasta acunar su mejilla y el tacto se sentía tan malditamente real que Tim tuvo que obligarse a recordar que las estrellas sobre su cabeza eran verdes.

–Regresa –suplicó con sus labios temblando llenos de saliva, y la barbilla partida en miles de fragmentos como la de un niño en medio de una rabieta. Y es que eso es lo que era en ese momento, un pequeño niño caprichoso gimoteando y sollozando por algo que jamás podría conseguir. Sin embargo–. Por favor... regresa conmigo, Dick... por favor... –no podía parar de suplicar.

Los ojos de Dick se llenaron de lágrimas, su expresión se quebró. Las nubes llegaron con las primeras lágrimas, se arremolinaban como humo de tabaco sobre las estrellas.

–Lo lamento... –Dick se disculpó, llorando–, lo lamento tanto, Tim –sus manos no se apartaron de las mejillas del menor. Tim se sostuvo de ellas.

–Si... si no puedes volver, entonces deja que me quede contigo –sus ojos claros se posaron en los de Dick, las palabras sonaron ahogadas, demasiado seguras en medio del llanto.

Dick arrugó el ceño.

–Tim, no...

–Por favor –Tim le cortó, luchando para que las lágrimas se detuvieran–, por favor. No quiero volver a un mundo en el que tú no estás. No quiero, Dick.

Y Dick tampoco quería. No quería estar en un mundo en el que sus hermanos no estuvieran, sin embargo, hay cosas que no podemos cambiar.

–Tim –con cuidado, acomodó un mechón del negro cabello tras su oreja, había perdido la cuenta de cuántas veces había dicho su nombre a modo de consuelo durante el sueño. Observó con ojos tristes al menor, antes de responder–. No puedes quedarte aquí, Tim... tampoco yo. Este no es nuestro lugar.

Los ojos de Tim se aguaron, su barbilla se fraccionó.

–Mi lugar es en donde estés tú, Richard –la oración fue dicha como el reclamo de un niño pequeño. "No, mamá, no me quiero comer los vegetales" y Dick sonrió un poco ante ello.

–No, Tim –musitó y se acercó más a él, hasta que sus frentes estuvieron juntas–, ya no es así. Tú tienes que seguir tu vida, encontrar un camino. Casarte, tener hijos, hacer que tus hijos enloquezcan a Bruce... –soltó una pequeña risita, pero Tim negó con más lágrimas aguando sus bonitos ojos. Ahora que lo pensaba, jamás le dijo a Tim que sus ojos eran bonitos.

–Yo no quiero casarme –Tim reclamó–, no quiero tener hijos, no quiero seguir adelante. Lo único que quiero es que estés conmigo.

Los ojos claros se encontraron con los más oscuros. Entonces, Dick comprendió que Tim no lo entendería, supo que aun quedaba dolor por vivir, que él lo había provocado y, aun peor, que no podía hacer nada para evitarlo.

Pero, puedo hacer algo ahora.

Sus brazos se acomodaron lentamente hasta rodear los costados de Tim en un abrazo.

–Está bien –dijo, mientras colocaba su barbilla encima del desordenado cabello negro, sus ojos estaban acuosos otra vez, pero no se permitió llorar–. Está bien –repitió–, no tenemos que irnos. No ahora, no nunca. Solo... quédate aquí en mis brazos... aquí nada nos puede pasar.

–¿Ni siquiera el tiempo? –Tim preguntó.

Dick decidió mentir.

–Ni siquiera el tiempo.

Las manos de Tim se aferraron a la tela gris de la camisa de su hermano. Lentamente, su respiración se fue acompasando, pero se rehusaba a cerrar los ojos.

–Está bien, Tim –Dick susurró–... cuando despiertes... cuando despiertes, estaré ahí. Lo prometo.

Los ojos de Tim se llenaron de lágrimas de nuevo.

–Mentiroso –Tim suspiró aquella palabra, mientras sus ojos se cerraban. Una sonrisa apareció en sus labios, al tiempo que respiraba la tela en el pecho de su hermano.

Más lágrimas cayeron, mientras despertaba en su cama, solo y con una almohada fuertemente abrazada contra el pecho, en un lugar lejos de donde estaba Dick. Un lugar en el que las estrellas no son verdes. 

*

*

Es solo un adelanto, me estoy esforzando porque el resto sea mejor. Ya saben, cualquier sugerencia, pedido... Sé que no los hago todos, pero, les prometo que se quedan en mi tablero de ideas y luego, de una u otra forma, los utilizo. De verdad, sus aportaciones son importantes, ya que me ayudan a mejorar. 

¡Lindo día! 

Batfamily One Shots || Son AdoptadosWhere stories live. Discover now