No. 33 || You think that you Know My Heart... and you probably do

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Jason asintió al teléfono, su mirada puesta tras el cristal de la ventana del hotel, la ciudad despertando en grises resueltos y uno que otro rosa. Sus ojos eran azules, su cabello negro y sus lágrimas sin derramar, blancas, como el sol, como la arena, como las otras cientos de cosas que no tenían sentido en ese momento y, sin embargo, no permitía que llegaran a su voz.

―Lo están pasando al área de terminales ―Bruce anunció. Y su voz era azul también, pero, en un tono más triste, como el del mar en los parajes fríos de playas de arena ceniza.

― ¿Ya le avisaste a Tim? ―Jason preguntó, tan tranquilo, las lágrimas en algún lugar entre su estómago y su pecho, que simplemente no era capaz de hallar.

―No lo tomó muy bien. Alfred está con él en los baños, tratando de que deje de temblar ―su padre respondió, sorbiendo un respiro raquítico del otro lado de la línea―... y Damián...

―No le has dicho a Dami ¿Cierto?

Bruce suspiró. Jason pensó en que sus suspiros se parecían mucho al paisaje frente a sus ojos; grises resueltos, uno que otro rosa quebrado entre los edificios.

― ¿Qué se supone que le diga? ―Bruce se preguntó como si estuviera hablando más consigo mismo― No puedo mirarlo a los ojos y...

―Está bien ―y Jason se sorprendió ante lo calmada que sonó su voz. Tan azul, blanca, como las plantas de un verde oscuro en los pasillos del hospital―. Si quieres, puedo decírselo yo.

La línea se quedó en silencio al otro lado. Jason no culpaba a su padre por no saber qué responder, él mismo sabía que no estaba actuando como comúnmente lo haría, sin embargo, esta no era una situación común. Sus vidas ya jamás serían una situación común otra vez.

Y eso estaba bien.

― ¿Jason, tú...?

―Está bien, Bruce, puedo hacerlo ―miró otro momento por la ventana y agregó: ―Es lo que Dickie haría ¿No? Tenemos que empezar a hacer las cosas que él hacía por nosotros mismos... ya que se va.

Y es que eso es lo que iba a hacer Grayson: Irse. Igual que todos en algún momento nos iremos. Eso es lo que Jason quería pensar, más allá de una creencia en la otra vida o de la felicidad después de la muerte, Jason quería ver nuestro tiempo aquí como un andén lleno de llegadas y partidas. Algo tangible, algo que pudiera garantizarse a sí mismo cuando el dolor amenazase consumirlo todo por dentro.

―Jason...

―Papá... ―y la manera en que lo dijo fue suficiente.

Yo puedo hacer esto, afirmaba, confía en mí. Puedo hacerlo.

Bruce suspiró.

―Damián ahora está durmiendo en una de las bancas, le diré que vas a llevarlo a dar un paseo más tarde ―dijo.

Jason sonrió.

―Dile que iremos a que me pague la cerveza que me debe ―pidió a su padre. Bruce hizo un sonido confundido en la bocina. Jason río en un jadeo, negando―. Tú solo dile eso, él va a entender de lo que hablas.

***

Y lo entendió.

Decir que Damián estaba ofendido, era decir poco. Para comenzar, habían cambiado a Dick de habitación SIN pedir antes su consentimiento, después, Timothy se lo había pasado llorando como Magdalena en el regazo de Alfred todo el día y, LUEGO, la última persona a la que el joven Wayne quería ver en este mundo, llamaba para decirle que iría a cobrarle una deuda ―una deuda muy estúpida, por cierto― en el momento más inoportuno.

Batfamily One Shots || Son AdoptadosWhere stories live. Discover now