No. 30 || And all my fragile Strength is Gone

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Nota: Revisen el estado del capitulo 24 para que comprendan que esto no es una contradicción. El cap 24 está bajo reparación, es decir, que nada de lo que pasó ahí será cannon en esta historia hasta ser resubido con sus respectivos cambios. 

Nota 2: Ya saben, aquí nadie está tratando de ofender a nadie. No tengo malas intenciones para con ninguna persona y todo lo dicho en broma es broma. 

Nota 3: Los amo, gracias por leer :3

Colocó las luces en la mesa de a un lado de la cama y trató de fingir que esta no era el área de enfermos terminales.

Una flor cayó de la bolsa negra en que las traía. Era un crisantemo violeta. Los ojos de Tim se llenaron de lágrimas, mientras suspiraba. No estaba aquí para llorar, eso ya lo había hecho –noche tras noche, minuto tras minuto– y nada había mejorado porque lo hiciera.

–Tampoco que pueda evitarlo –musitó con amargura, mientras se giraba para ver a la persona que dormía a su lado–, siempre has sido bueno para hacerme llorar, Dick Grayson.

Una sonrisa pequeña asomó en su rostro, mientras alzaba una mano para acariciar con cuidado la mejilla de su hermano. Dick estaba mejor. Sin cables, sin sondas, solo una intravenosa para mantenerle hidratado y otra para aminorar el dolor. A Tim le gustaba pretender que era porque se estaba recuperando y no porque se había dado por vencido.

–Aunque, realmente, no lo hiciste ¿Cierto? ... Y es que, te juro que, de todas las cosas que me has enseñado, esta ha sido la más dura de comprender –observó el crisantemo violeta en su otra mano, la comisura de sus labios tembló–. Porque el amor es eterno ¿Verdad, Dick?... ¿Verdad?

Tim cerró sus ojos, dos lágrimas cayeron. Tomó un respiro tembloroso para recuperarse y apartó la mirada. Las sábanas blancas cubrían a Dick, el sol de la tarde hacía al alfeizar de la ventana reflejarse en ellas. Pronto, la noche caería, Tim tenía que apurarse.

Sacó la serie de luces y comenzó a acomodarla por el lugar. Sus mejillas estaban pálidas, demacradas. Las pequeñas lucecitas de navidad se atoraban entre sus dedos cada tanto, sus labios entreabiertos, respirando las hojas verdes que evocaban.

Cuando Tim era pequeño, sus padres le enseñaron a amar la navidad. Navidad era sinónimo de natividad, que, a su vez, significa nacimiento. Navidad es la época para volver a nacer, para hacer crecer sentimientos que hacen a la nieve parecer cálida y a aquellos, los jardines mágicos, emerger de los cuentos más hermosos. Llenos –pero, tan llenos– de luces amarillas.

Miró a la ciudad tras la ventana. Miró su vida, sus ventanas brillantes en luz mostaza. Pensó en que eso era lo que significaban las luces; vida. Y ¡Oh! ¡Cuánto deseaba Tim tomar esa vida y colocarla en la intravenosa de Dick! Era por eso que las había traído:

Luces para dar vida; flores para disculparse por no poderlo hacer realmente.

Y es que la vida de las luces es efímera. Y las flores ya están muertas cuando llegan a nosotros. Porque Tim era un tonto. Amando la lluvia, jurándole crisantemos puros por el resto de sus días, pretendiendo que sabía lo que hacía, mientras colocaba los cables por encima de la cabecera, atravesando el colgante del suero, cruzando la mesa repleta de cartas plagadas de buenos deseos.

"¡Te extrañamos Grayson! Vuelve pronto" se leía en una de las tarjetas.

Tim la miró por unos momentos, sin saber qué pensar. Luego, se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la mesita. Tomó las flores y, una a una, las colocó por toda la habitación. Las arrojaba como si esperara que estas fueran a volar, a permanecer en el aire y formar la imagen perfecta de cualquier cuento. Pero, las flores caían. Sin gracia, perdidas.

Batfamily One Shots || Son AdoptadosWhere stories live. Discover now