Turista.

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~Poché~

Abrí los ojos molesta, me estaba matando el dolor de cabeza y la puerta no dejaba de ser golpeada por alguien, traía puesta la pijama y no tenía claro el momento en que había decidido ponérmela, además de que me encontraba sobre el sillón con una sábana encima.

Escuché una vez más los golpes en la puerta provocando que mi molestia aumentará, me incorporé dispuesta a ver quién era y por qué insistía.

—Gracias—Percibí firme a la chica que estaba al otro lado analizando mi aspecto, —¿Estuvo buena la fiesta?,—Preguntó sarcástica.

Me quejé un poco por las punzadas que sentía en la cabeza, y aún antes de contestar veía como un camión de mudanza entraba a mi propiedad.

—¿Qué haces aquí?—Pregunté irritada.

—Vengo por las cosas de Calle—Fingir que eso no me había provocado algo sería demasiado estúpido, además de que me había movido ciertos sentimientos que aún no era tiempo de dejar salir, otra vez.

—No puedes pasar—Dije entrecerrando la puerta.

—No te pedí permiso, voy a pasar por sus cosas—Riñó Juliana empujando la puerta hacía mi.

—¿Perdón?, Es mi casa y no puedes entrar—Expresé cerrando un poco más la puerta, —Si ese camión permanece dentro de mi propiedad en los próximos diez minutos voy a hacer algo al respecto, —Me quejé cerrando en su totalidad.

—¡No recordaba lo mierda que eres!—Escuché cómo la menor de los Calle me gritaba desde afuera.

—No tienes idea de cómo soy, así es que mejor no hables—Contesté abriendo una vez más.

—Se lo dejaste claro a todo el mundo María José, eres una mierda—Repitió una vez más Juliana sin despegar su mirada de la mía.

—¡Cállate!— Formulé alzando la voz, —No tienes idea y no sabes que sucedió al respecto.

—No sé porque ni siquiera fuiste capaz de decirlo—Contrarrestó molesta.

—En todo caso no te lo tendría que decir a ti, no vas a entrar a mi casa y no te vas a llevar nada.
—Son las cosas de Daniela y lo sabes, déjame entrar—Insistió.

—Pues que venga ella—Finalicé de igual manera, molesta.

—¿Está todo bien?—Escuché a mis espaldas la voz de Madison, cuando me giré la vi envuelta en una toalla, su cabello estaba mojado y caía cubriendo sus hombros.

Pero, ¿Qué hacía ella ahí y por qué recién salía de la ducha?; Di un rápido masaje en mi cabeza ya que el dolor se empeñaba en permanecer.

—Ah no pues ahora entiendo por qué no quieres que pase— Expresó Juliana malhumorada.

—¿Disculpa?, ¿Qué tú no eres la mini Calle?—Habló la rubia divertida.

—Mira...—Juliana tenía todas las ganas de contestarle pero mejor decidí frenarla.

—A ver Juli, yo—Dije hacía la chica que seguía aún afuera— No es lo que parece, —Volví a hacer una pausa, —Vete por favor y después yo les envío todo.

—Te juro que yo pensé que lo que se decía en televisión y redes sociales era mentira, aún confiaba un poco en ti y en lo que podría ser tu versión—Sus palabras me estaban afectando de manera directa pero no podía permitir que ella lo notará, aún no era el momento para hablar sobre lo que había sucedido; —Que bueno que le dijiste que no, ella se merece a alguien mucho mejor—Terminó de hablar y dio media vuelta con dirección al auto que traía.

Quiéreme otra vez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora