Atada.

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~Poché~

El dolor en mi cabeza se hizo evidente al abrir los ojos, no recordaba exactamente lo sucedido, sólo me dolía la cabeza y muy fuerte.

Busqué a mí alrededor esperando reconocer el lugar hasta que focalicé a Madison dormida a mi lado.

Sacudí la cabeza esperando a que no fuera real pero ahí estaba.

Volví a revisar mi entorno, esa habitación no me era familiar, ni el lugar en sí. Observé por la ventana dándome cuenta de que estábamos como en el décimo piso de un edificio y estaba amaneciendo.

En ese momento Calle vino a mi mente y consigo todo lo que había sucedido la noche anterior, cerré los ojos y en seguida busqué las llaves del pequeño departamento; salí de el dejando cerrado, Madison era una situación de la que después me ocuparía.

Llegué a la portería y ahí mismo pedí que me dejaran hacer una llamada.

¿Sí?

—Amor, ¿En dónde estás? —Contesté como pude al escucharla.

¡Ay amor! Qué cosa —Otra voz femenina entró a la llamada.

Calle está aquí en dónde la dejaste, esperando —Una tercera voz resonó del otro lado del teléfono.

—No se les ocurra hacerle algo —Contesté para después colgar, el dolor en mi cabeza seguía siendo muy intenso.

Salí del edificio con la intención de ubicarme, para mí suerte pasó un taxi y en seguida lo abordé.

—¿A dónde la llevo señorita? —Preguntó atento mirándome por el retrovisor.

Lo observé detenidamente mientras pensaba que haría, no podría llegar sola, pero tampoco acompañada, me refería a que de las dos manera era peligroso.

Indiqué al conductor la dirección a la que quería ir y después de diez minutos llegamos.

Me bajé del auto directamente a tocar la puerta de la casa frente a la que estábamos.

—¿Quién es? —Escuché al otro lado de la puerta.

—¿Zac? —Pronuncié con duda su nombre, —Soy Poché, —Terminé de decir antes de que se abriera la puerta.

—¿Está todo bien? —Preguntó mirándome con sorpresa.

Negando me acerqué a él e inmediatamente me dio un abrazo.

—Tienen a Calle —Expuse aún en su abrazo, —Están en la casa, no supe a quién más acudir, no quiero que le pase nada.

—De acuerdo, tranquila —Tomo mis brazos y me miró a los ojos, —Dame siete minutos para cambiarme la ropa.

Asentí observando que se encontraba en ropa de dormir; me di la vuelta después de decirle que lo esperaría en el taxi y pasando el tiempo mencionado se acomodó a mi lado.

—¿Cómo saliste de ahí? —Preguntó mirando de reojo al conductor, quien manejaba hacia mi casa.

—No lo recuerdo —Me límite a responder sabiendo que Madison tenía algo que ver ya que estaba con ella cuando desperté, —¿Me prestas tu celular?

Sin pensarlo extendió el dispositivo hacía mí dándome oportunidad para comunicarme con Micaela.

—Contéstame —Hable entre dientes esperando a que la chica tomara la llamada pero no lo hizo.

Agendé el número con rapidez para poder grabar una nota de voz y enviarla por WhatsApp.

"—Micaela, soy Poché; las cosas no están bien, en caso de que suceda algo extraordinario a lo planeado necesito que te encargues de lo que habíamos acordado"

Quiéreme otra vez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora