Frontera.

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~Poché~

Seguíamos en la carretera y Calle dormía tranquilamente a mi lado, respiré pesadamente recordando aquel sueño que para mí desgracia había sido real.

Me moví ligeramente para estar más cerca de la ventana y ahí me quedé mirando, ya había oscurecido pero aun así las siluetas de los árboles y los demás carros se quedaban atrás a medida de que nosotros avanzábamos y esa era lo que yo quería hacer, dejar todo atrás.

—¿Señorita? —Pronunció Carlos viéndome por momentos a través del espejo retrovisor.

—¿Qué sucede? —Pregunté atenta posando mis ojos en los de el.

—¿Quiere que me detenga en algún lugar para que puedan comer algo o bajar al baño?, Aún faltan tres horas de camino.

Evalúe la situación calculando cuánto tiempo llevábamos viajando, lancé una mirada a Calle y después de suspirar por lo hermosa que era respondí.

—Si, igual para que tú descanses un poco, te llamé sin previo aviso —Asintió y seguido a eso manejó por al menos diez minutos antes de aparcar cerca de una gasolinera en donde se encontraba una de esas tiendas de autoservicio abierta las 24 horas, también había un restaurante de comida mexicana, tiendas de souvenirs, y una cafetería.

Me quedé a solas con Calle segundos después de que Carlos bajó, suspiré ahora pesadamente al recordar el motivo por el cuál me la quería llevar.

—¿Amor? —La llamé moviendo ligeramente su hombro, estaba recargada entre el asiento y la puerta de su costado, —Calle —Volví a pronunciar.

—¿Mmhh? —Se quejó aun sin moverse, —¿Ya llegamos? —Su voz adormilada y su lucha por abrir los ojos me dio tanta ternura.

—Aun no, ¿Quieres bajar a comer o quieres que te traiga algo? —Levantó la ceja al tiempo en que abría sus ojos para incorporarse sobre el asiento.

—¿Tú quieres algo? —Preguntó en medio de un bostezo.

—Un café creo que me haría bien —Contesté para volver a preguntar si a ella le apetecía algo.

—Vamos —Sonrió abriendo la puerta.

~Calle~

Entramos a la cafetería y fuimos directamente a la barra en donde se ordenaba.

Para Poché pedí un café americano, raro en ella ya que siempre mencionaba que le quitaba el sueño, para mí solicité un chocolate blanco.

—No sentí el tiempo, creo que dormí mucho —Rompí el silenció que se había formado mientras esperábamos que prepararan nuestras bebidas.

—También yo me quedé dormida un rato —Formó una ligera curva con sus labios que en segundos se desvaneció.

No estaba bien y no me gustaba verla así.

Todo ese día había sido raro, después de la sospechosa foto aparecida en mi departamento y la repentina decisión de irnos.

Las dudas me están matando pero no podía presionarla, tenía que esperar al momento adecuado, confiaba en que ella hablará pero tenía miedo de no poder ser tan paciente.

—¿Vamos al auto? —Propuso una vez que nos entregaron las bebidas.

—Si, pero tengo que pasar al baño primero —Estuvo de acuerdo y sosteniendo mi chocolate me esperó afuera.

Lavé mis manos después de usar el retrete y salí poniendo atención en la llamada que entraba a mi celular.

Con las manos aún mojadas contesté.

Quiéreme otra vez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora