Compromiso.

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~Poché~

—¿Ella es la causante de todo esto? —Pregunté creyendo más demente a Sofía para todo lo que estaba sucediendo.

—Ponla, —Me ordenó, —Tu noviecita la cagó.

—¿Qué hizo? —Cuestioné mientras tomaba la pastilla de sus manos pensando en Calle, no quería involucrarla más.

—Nos vamos —Sofía volvió al auto y dando un portazo volvió a encender el motor del auto.

Madison no tardó en acomodarse cerrando también la puerta de su lado.

—Pon esa pastilla en tu boca Poché —Escuché nuevamente la voz de la rubia y no pude más que hacer caso.

—¡No! —Expresó Sofía, —Que ya no se la tome —Madison la miró con duda mientras extendía su mano para que dejará sobre ella la grajea.

—¿Por qué ya no se la tiene que tomar? —Cuestionó aún con la duda.

—Necesitamos que esté consciente cuando anuncie su compromiso —Una sonrisa en el rostro de Madison se formó mientras que en mi interior todo se reprimía.

—¿Por fin? —Asintió la chica al volante sosteniéndolo con fuerza. Estaba segura que esa idea no le parecía.

—Sí, ya la tiene harta —Finalizó incorporándose a la carretera.

—¿Escuchaste mi amor? —La rubia se volvió para mirarme y al instante Sofía de encargó de contestarle.

—¿Quieres no llamarla así mientras yo esté frente a ti? —Madison no duró en voltear los ojos y acomodarse en su asiento mirando al frente.

Los minutos posteriores estuvimos en silencio, no dije nada sobre lo mencionado por Sofía, no quería; recargué mi cabeza sobre el respaldo de asiento y respiré profundo, ¿Cómo es qué había llegado a todo esto?

Dormité aún gracias a los efectos de lo que había tomado alrededor de veinte minutos, mismos en los que las calles de Los Ángeles se hacían presentes.

Un rato más tarde Sofía aparcaba frente a mi casa.

—La señorita Garzón no se encuentra —Frank habló del otro lado de la ventana.

—Viene con nosotras —Dicho esto la productora deslizó el cristal de la ventana trasera para que me pudiera ver.

—¡Hola Frank! —Lo saludé y el hizo lo mismo.

Abrió la puerta dándole pasó al auto de Sofía.

—09:30pm un auto pasará por ti así que dile a tu guardia que lo deje entrar a menos que quieras caminar de la puerta de tu casa a la salida con el vestido que está sobre tu cama.

Una vez más me quedé en silencio, no sabía que contestar, no tendría ningún sentido expresar lo que quería.

—Dale el teléfono —Dio la indicación a Madison quién en seguida lo estiró en mi dirección —Tienes el resto de la tarde para tranquilizar a Calle, —Sostuve el celular en mis manos quitándole el modo avión observando como aparecían las notificaciones, —Y aléjala, —La miré en cuanto la escuché decir eso, —No queremos que tú compromiso se convierta en funeral, ¿O sí? —Sus labios formaron una curva hacia arriba que definitivamente me hizo enojar, que cínica era.

—¿Es todo? —Pronuncié no soportando estar ahí dentro con ellas.

Asintió quitando el seguro de las puertas, miré hacía mis lados cayendo en cuenta de que los guardaespaldas seguían inconscientes.

Quiéreme otra vez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora