Cállate.

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~Calle~

Mantuve mis ojos cerrados mientras seguía escuchando la bocina del que tren que seguía su paso, una de mis manos se aferró a la cinta del cinturón de seguridad y la otra inconscientemente sostuvo la de Poché con fuerza.

Decidí abrir los ojos al nos haber recibido el impacto que nos esperaba logrando ver como el auto seguía en marcha hasta que un derrape se hizo presente.

El movimiento hacia en frente fue involuntario regresándome al respaldo del asiento al momento.

Solté a Poché sosteniendo en su lugar el cinturón y ahí me quedé, estática, muerta de miedo e incrédula que lo que habíamos librado.

Mientras intentaba normalizar mi respiración vi como la chica que venía a mi lado comenzaba a maldecir, recostó su cabeza en el volante y una vez más volvió a pedirme perdón.

Las emociones del momento me hicieron quizá no tomar la decisión correcta, así que busqué la manija del auto con la intención de salir de él.

Antes de que pudiera hacer algo reafirmó que los seguros estuvieran cerrados.

—Ábreme —Repliqué al momento.

—No —Se negó subiendo el vidrio de la ventana que tenía a su lado.

—Abre, no quiero estar aquí —Me volteó a ver tras lo último que dije, —No quiero estar contigo.

Eso último que mencioné ni yo misma me esperaba pero era cierto, no quería estar con ella, no en ese momento.

—¿Qué? —Cuestionó.

—Que quites el puto seguro, no quiero estar un minuto más en este auto —Grité perdiendo la cordura.

Ella al ver mi reacción simplemente levantó las manos en señal de rendición presionando así el botón que desbloqueaba las puertas.

—Calle...

—Cállate —Dije sin dejarla hablar mientras abría la puerta del auto y azotaba la misma al salir de ahí.

Todo el entorno estaba oscuro, y para ser sincera me sentía pérdida, no conocía esa parte de la ciudad, si todavía a eso podría llamársele ciudad.

Inhalé una fuerte bocanada de aire, misma que al exhalarla dejo salir a flor de piel todo lo que había detenido esa noche.

Comencé a llorar sin alguna limitante, mi llanto era bastante pesado yo no sabía en qué momento había pasado todo eso.

Me recargué sobre la parte trasera del auto y poco a poco me fui dejando caer hasta que quede sentada.

Un sin fin de recuerdos de cuando era realmente feliz me inundaron y eso contribuía a que mi llanto incrementará.

¿Qué cosa tan mala había hecho yo para que todo esto sucediera?

La imagen de Madison apuntándome con la pistola se volvió a presentar en mi cabeza y luego estaba Poché, quién minutos atrás enloqueció y prácticamente había atentado en contra nuestra.

Aquello que me atormentaba hizo que no prestara atención en el momento en que la puerta del auto se abrió hasta que vi como Poché llegaba hasta donde me encontraba.

Observé de reojo como se sentaba frente a mi, contraje las piernas hacia mi cuerpo y rodeándolas con mis brazos recargué mi cabeza sobre mis rodillas.

—Me dijeron que si no llegaba en tiempo atentarían contra Juan Carlos, ya no tienen con que mas amenzarme, —Escuché que habló, —Y no llegué, —Hizo una pausa , —Ojalá le hayan hecho algo.

Quiéreme otra vez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora