Memorias de Xanardul: Las escogidas [#1]

1.- Aurea

De luz está hecho el mundo, pero de sombras también. Luz y oscuridad. Sol y luna. Luminosidad y tinieblas. Un equilibrio frágil, dos caras de una moneda. 

Todos saben que Luz eterna creo Xanardul, es un hecho innegable. En la actualidad hay muchas teorías, los investigadores buscan dar un veredicto "científico", ¿pero acaso la ciencia no es otro tipo de magia? Luz eterna dio a todos sus hijos la capacidad de pensar, todos somos seres únicos, nadie es reencarnación de nadie. Su diseño es tan perfecto que aunque puedas encontrar similares personalidades, jamás encontrarás la misma energía. El mundo está hecho de energía, ella creo todo lo que existe a partir de su luz.

Pero volvamos al inicio de todo. Se sabe que Luz eterna es un espíritu que no pertenece a este mundo, que habitaba en otro plano. Ella era toda bondad, y por eso decidió crear. Quería dar vida, quería dar forma a algo y dotarlo de conciencia propia. Por eso decimos que Luz eterna creo la vida y todo lo que existe, la vida sin ella no hubiera sido posible. Hace miles de años este maravilloso espíritu abrió una brecha entre su plano y el nuestro, así fue que apareció en Xanardul, un mundo que en ese tiempo no tenía nombre.

Cuando Luz eterna llegó solo existía un planeta horrible y desolador. Lleno de rocas, de fuego, de gases tóxicos. Todo era terrible cuando Luz eterna se paseaba por el mundo, ella miraba y pensaba cómo dar forma a sus fantasías de creación. Fue así que de ella nacieron dos grandes espíritus que aún están entre nosotros. Hablo de Madre de la tierra y Padre del cielo. Ambos son hijos únicos de Luz eterna, y junto a ella empezaron el proceso de creación.

Esta era duró aproximadamente tres mil años. Durante ese tiempo, Madre de la tierra se dedicó a apagar los terribles volcanes que escupían fuego, Padre del cielo creo la lluvia y así nació el agua que formó los océanos, mares, ríos y lagos de nuestro mundo. Cuando la tierra estuvo calmada, Luz eterna decidió que era momento de crear la vida. Empezó por las plantas, luego pequeños animales que poblaron el mundo, y poco a poco creo animales más grandes en el mar, el cielo y la tierra.

Luz eterna estaba satisfecha con su creación, pero no era suficiente. Los animales eran hermosos, pero ella quería dar vida a seres con conciencia, que pudieran pensar, hablar, sentir, y crear también. No sabía bien como hacerlo, no sabía como empezar su proyecto más ambicioso.

—Suprema creadora —le dijo una vez la Madre de la tierra—, usted viene de una dimensión de espíritus, que no es lo mismo que quiere hacer, pero se parece bastante ya que ellos piensan y sienten. Quizá puedan ayudarle, quizá en base a ellos puede inspirarse y empezar su creación.

—No suena mala idea, además que este mundo es muy bello para mantenerlo en secreto, deberíamos compartirlo con todos. Así no solo se poblaría de la nueva creación, sino que los buenos espíritus podrían encontrar otro tipo de felicidad.

—Eso suena hermoso, madre nuestra —le dijo emocionado Padre del cielo—. Quisiera compartir con esos espíritus las maravillas del cielo. ¡Qué bonito sería que sientan la lluvia!