50.- Oculto

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Supo dónde encontrarlo, o al menos eso pensó

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Supo dónde encontrarlo, o al menos eso pensó. Así que por la madrugada, a pesar de estar cansada por el patrullaje, Abish se desvió. Le mintió a Alicia diciendo que vio algo sospechoso cerca de la laguna, así que hacía allá fueron. Y mientras su equipo inspeccionaba los alrededores con rapidez, ella le dejó la nota allí, en una botella. Siempre la llevaba a ese lugar cuando tenían que hablar, así que la cazadora lo consideraba un lugar de encuentro fijo.

Por supuesto que pensó que podría fallar, alguien más podría encontrar la nota y arrojarla a un lado. O quizá él seguía ocupado cuidando de su manada y no aparecería por Etrica en días. Aun así esperó paciente en la parte exterior del laboratorio subterráneo, y no fue en vano.

Wolfgang llegó en su forma humana, y además tuvo la delicadeza de ponerse un pantalón, aunque iba descalzo y sin camisa. A esas alturas y después de todo lo que vio en verdad ya no le importaba si él quería andar desnudo o no, eso era lo de menos. Ni siquiera tenía tiempo para apreciar su anatomía cuando el licántropo siempre se las ideaba para atraparla con su mirada.

Así que él se acercó a paso lento, le sonrió a la distancia. Abish pretendió verse imperturbable, pero no olvidaba que la última vez que se vieron por poco se besaron. Y que en verdad deseó que eso sucediese. El lobo no dijo nada hasta que estuvieron frente a frente, luego sacó algo de su bolsillo. Era el papel con la nota que le dejó.

—"Te espero en el laboratorio periférico donde está Candem, sé que sabes dónde es. Necesito verte". —Leyó cada una de sus palabras, y ella que no sabía a dónde quería llegar—. Necesito —repitió eso último.

—Fue para dar énfasis en la urgencia. —Se justificó.

—Vaya, me sorprendes. ¿Qué pasó?

—Ven conmigo, vamos a contarte.

—¿Vamos?

—Aurea y Zack nos esperan adentro —le dijo señalando el lugar, él frunció el ceño.

—¿Quiere que me meta bajo tierra? Ese lugar no me gusta nada —agregó con desagrado.

—Es un sitio seguro. Solo estaremos los cuatro, no va a interferir nadie. Sabes que esto es en serio, y yo necesito algo de ti —agregó. Wolfgang la miró con algo de sorpresa unos segundos y sonrió. Al parecer le gustaba que le diga que lo "necesitaba". Aurea tuvo razón.

Habían pasado unos días desde la última vez que estuvieron en el laboratorio, así que aprovechando que Aurea tenía una tarde libre decidieron encontrarse. La bruja iba a entregar el suero luego de ser consagrado con magia de luz, iban a probar con Candem al fin. Pero igual Zack necesitaba comparar los análisis que tenía de ese desgraciado con una nuestra de Wolfgang, así que tuvo que idear esa especie de "trampa" para atraerlo.

Abish estuvo segura desde un inicio que aquello no iba a funcionar, que el lobo era astuto y no iba a aceptar ser parte del experimento. Así que Aurea le dio algunos consejos para llamarlo, entre los que se incluía hacer énfasis en eso de necesitarlo. Porque, según ella, a todos los hombres les gustaba sentir que una los deseaba a su lado y que solo ellos pueden ayudarnos. Y con los lobos tenía que ser igual. Estaba funcionando, solo faltaba meterlo a ese laboratorio de una vez.

Memorias de Xanardul: Las escogidas [#1]Where stories live. Discover now