C17: No pienses en eso

44 7 0
                                    

Gastón

Tengo miedo, mucho miedo de que algún día Valentina pueda recobrar la memoria. Miedo porque descubrirá toda la verdad. Miedo porque sé que me odiará por haberme aprovechado de su situación para así alejarla de su mundo, sobre todo de Michael Ronda...solo para tenerla conmigo, para que esté a mi lado y poder tener chance de que ella y yo pudiéramos formar una relación amorosa. Eso es lo que planeaba y lo hice, la amo con todas mis fuerzas que me niego a perderla pero me siento culpable, culpable porque la he hecho creer durante cinco años una vida de mentiras, una vida que no era cierta, un nombre falso. La amo y sé que me odiará cuando sepa toda la verdad, cuando sepa que le mentí, que la alejé de su mundo, que cambié su identificación, que huimos de México solo para evitar que algún recuerdo del pasado volviera a su mente.

Pasó lo que desee con todo mi corazón pero tengo que cuidarlo, solo es cuestión de que mi Valentina no vea ni se relacione con nada de su pasado. Y así será.

...

¿Dónde estará Ámbar?

La busco por todo el departamento y decido entrar al baño, y ahí estaba ella agachada con la cabeza gacha para así lavarse su hermoso cabello rubio.

Llevaba puesto un top negro junto a un short del mismo color. No pude evitar mirar sus bien formadas curvas, sus hermosas y delgadas piernas, y aquél abdomen plano. Su piel brillaba con la luz de la noche y unas ganas de tocarla con mis dedos me invadieron de cuerpo y alma.
Sus piernas delgadas son perfectas. Me pregunto...¿Cómo será sentir la suavidad que las caracteriza? Masajearlas ligeramente para que luego se enrollen en tu cintura, mientras uno...

— ¡Cierra! Que hay corriente de aire.

¡Maldición qué estaba pensando!

¿Se habrá dado cuenta que la estaba mirando? ¡Eres un completo idiota Gastón!

— ¿Y...y porqué mejor no vas a un baño público? — ¡Joder! Maldita voz que sale nerviosa.

— Porque no quiero gastar — responde sin mirarme, mientras masajeba las hebras de su cabello rubio.

— Tú...hací que...— ¡Maldición! Otra vez la voz nerviosa — así que...prefieres resfriarte que gastar dinero.

No espere respuesta y salí de ahí. Me encontraba hirviendo del calor que invadió mi cuerpo.

¿Por qué Ámbar tiene que ser malditamente sexi?

¡Joder! ¡Qué estoy pensando!

— Hola, que tanto estás mirando hijo — mierda, ¿Se habrá dado cuenta mi padre también?

¿Y ahora qué hago? ¡Oh sí! ¡Su camisa! Solo se pone esa camisa cuando va a un lugar importante.

— Te pusiste tu camisa elegante. ¿Ahora si me vas a decir, a dónde irás?

— Eso es algo que no te
incumbe.

Solo espero que no vaya a apostar nuevamente.

— ¿Sabes cuánto has perdido en las apuestas? ¿Causarás más problemas?

— No — me mira serio — mejor porque no hablamos sobre tí — sonríe.

- ESCALERA AL CIELO -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora