C49: Tienes razón

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Los siguientes párrafos se narraran en dos tiempos, es decir escenas diferentes  (diferentes lugares) pero que ocurren en el mismo momento.























Narrando escritora

— ¿Hija, qué es lo que estás haciendo?

— Me voy.

Responde con la voz quebrada, mientras empacaba desordenadamente su valija.

— ¿¡Qué!?

— Me voy papá, me voy.

Toma una chamarra y lo tira con fuerza en su maleta, mientras sus ojos azulados no dejaban de llover lágrimas.

— Valentina, hija...tú no te irás, no te perderé otra vez.

Su padre se acerca y la abraza por la espalda. La rubia deja caer de sus manos las prendas que sostenía, cierra los ojos con fuerza para tratar de evitar seguir llorando pero era imposible.

Era eso lo que necesitaba, que alguien la tome, que alguien la sujete, que alguien la ayude para que no se dejara caer en lo más profundo de su dolor y sufrimiento porque ya no sentía las fuerzas, estaba completamente débil, su cuerpo se quería derribar pero llega el abrazo de su padre y de cierta forma la salva.

— Mi niña, ¿Qué te...

No lo dejó terminar porque la rubia se gira y lo abraza fuertemente para así empezar a soltar un sollozo lleno de dolor, sufrimiento y tristeza en su pecho.
Rafael podía sentir el sufrimiento de su hija y le dolía, podía sentir como su cuerpo temblaba ligeramente. Pareciera que en cualquier momento se rompería en pedazitos. Eso era lo que pasaba en aquélla habitación. Padre e hija unidos en un abrazo y sufriendo a la misma vez. Él por ella y ella por el amor de su vida.

Esa noche hacía mucho frío, las nubes se juntaron y hacían un color negrizo en el cielo. Poco después, las nubes parecieran entender el dolor de Valentina porque comenzaron a llorar muy fuerte.

— Me voy, antes que empeore la lluvia.

La ojiverde se levanta del sofá y se acerca para despedirse de su novio.

— Me encantó la cena que me preparaste. Fué maravilloso — sonríe — te amo — plasma un beso corto en los labios de Michael.

Cuando Karol estaba a punto de dirigirse hacia la salida, la mano derecha de Michael la detiene.
Lo había pensado hace horas atrás, solo que no se decidía pero al fin pudo encontrar una respuesta.

— Quédate.

La ojiverde no podía creer lo que acababa de decir su novio. Su corazón comenzó a acelerar sus latidos ante su propuesta. Era la primera vez que le decía algo así y por supuesto que no desaprovecharía tremenda oportunidad que se le acaba de presentar.
La castaña asiente con la cabeza, mientras sus labios formaban una dulce y cálida sonrisa. Muy contenta se vuelve a sentar al lado de Michael para luego colocar la cabeza en su hombro y esta pueda sentir como los brazos fuertes de su novio rodeaban su cuerpo como si la protegiera.
Karol estaba infinitamente feliz. Nunca antes Michael, se había comportado así con ella. Sabía que algo había pasado con su hermanastra para que él se comporte de esa forma pero no quería saberlo, lo único que quería, era que su futuro esposo sea así siempre con ella.

Las horas pasaban y ambos se encontraban recostados en la cama del castaño. Karol no dejaba de sonreír, pues la felicidad la inundaba por dentro.

— ¿Amor, qué te parece si me cantas la canción que me compusiste hace unos años?

- ESCALERA AL CIELO -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora